Los vecinos de Ciudad Jardín están dispuestos a desalojar por su cuenta y riesgo el cebadero de cerdos que funciona junto a Carrefour, en la carretera de Valverde, y que provoca los malos olores que llegan incluso a Antonio Domínguez y el hospital Materno Infantil, según denunció ayer el presidente de la asociación de vecinos, Francisco Durán, que compareció en rueda de prensa junto al secretario, Rafael Rey, y la vocal Leonor Caldera.

Durán anunció que la semana próxima está convocada una asamblea general extraordinaria de todos los vecinos, donde decidirán qué medidas pueden adoptar y entre las opciones que podría barajar, si finalmente el Ayuntamiento de Badajoz demuestra "que no tiene capacidad para sacar los cochinos de allí", lo harán los mismos vecinos.

Sobre este asunto existe una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, de junio del 2000, que no admitió el recurso presentado por los propietarios contra el decreto de Alcaldía que obligaba a cerrar las instalaciones. Posteriormente, en septiembre del 2002, el Tribunal Supremo resolvió que el asunto no era de su competencia. Durán se preguntó por qué después de varios meses no se ejecuta la sentencia y dijo que si no se ha hecho es "por dejadez del ayuntamiento".

DIEZ AÑOS

El presidente del colectivo vecinal recordó que llevan más de diez años soportando los malos olores, que impiden que puedan abrir las ventanas cuando suben las temperaturas, no pueden pasear por la calle y consideran que incluso representa un riesgo sanitario. Durán llegó a acusar ayer a los propietarios de estas instalaciones de actuar de "mala fe" e incrementar los malos olores cuando se prevé que la afluencia a Carrefour va a ser mayor, como una medida para presionar a este centro comercial y al ayuntamiento. El presidente basó sus acusaciones en la "estadística", según sus palabras, pues llevan muchos años soportando el problema. Según Rafael Rey, los terrenos sobre los que se asienta el cebadero se depreciaron con la riada, que afectó a las instalaciones.

Estas acusaciones fueron rechazadas ayer por uno de los propietarios del cebadero, Eugenio González, quien dijo que "es lo más absurdo que he escuchado en mi vida" y se preguntó cómo pueden incrementarse los malos olores, "¿acaso ponemos un ventilador?". Por su parte, el abogado de los propietarios defendió que los servicios veterinarios del ayuntamiento llevan atendiendo 40 años estas instalaciones, que además cuenta con todos los permisos de la Junta de Extremadura.

El concejal responsable, Alejandro Ramírez del Molino, no quiso ayer pronunciarse.