La ordenanza municipal que regula la instalación de veladores en la vía pública prohíbe, en su artículo 11, almacenar o apilar las mesas y las sillas fuera de los locales. Esta regulación data de 1996 pero en las últimas semanas la Policía Local de Badajoz, por orden del alcalde en funciones, José Antonio Monago, ha intensificado el control de su cumplimiento y la comprobación de que el número de veladores colocados son los autorizados.

Solo en los últimos siete días los agentes han realizado 47 denuncias y además Monago ha emitido un comunicado para rogar a los establecimientos que no apilen mesas y sillas en la calle fuera del horario de actividad advirtiéndoles de que si lo hacen, serán retiradas.

En la calle

Este diario pudo comprobar ayer que el almacenamiento de los veladores a la puerta de los bares es una práctica común en muchas zonas de la ciudad aunque también hay quien cumplen a rajatabla lo establecido, no solo por las visita de los agentes municipales, sino porque guardar las mesas y las sillas es una forma de evitar que las roben o estropeen.

Luisa Lozano, del bar Tífanis, junto a Puerta Palmas, comentaba que si hay que guardar los veladores en el bar, lo hará "porque no me gusta molestar a nadie". En su bar hay dos tipos de sillas, de caña y de plástico y son estas últimas las que deja fuera apiladas, aunque son solo cinco. En la avenida de Colón y en San Atón, dos bares que aún no habían abierto tenían los veladores en la calle. En los locales del río, no había ninguna mesa fuera por la mañana, aunque sí una estructura metálica instalada por uno de los establecimientos. Moisés de Jesús acababa de abrir el Río 4 para limpiarlo y dentro se veían apilados los veladores en el almacén "Nosotros siempre lo hemos hecho", aseguraba. A él le parece "normal" que se controlen estas instalaciones y confirma que la policía local "tiene la rutina" de pasarse por allí una vez a la semana para comprobar las licencias "y si tienes todo bien, no hay ningún problema".

En Sinforiano Madroñero, en Gladys aseguran que siempre han guardado las mesas, para evitar que se estropeen o se las lleven, según Manuel Nicolás Expósito, quien reconocía que tener que recoger cada noche las sillas "es un trastorno, porque tenemos muchas y a veces estoy solo". Cerca de allí, en Camarón, un camarero, Juan Diego Nogales, decía que desde hace años ellos guardan los veladores dentro porque los vecinos se quejaban, pero lamenta que se "están quitando puestos de trabajo y gracias a los negocios de aquí, los pisos que compraron por 5 millones ahora valen 50".[tfirma.065]

A. M. ROMASANTA

BADAJOZ