Antonio Martínez lleva con sus dos hermanos La Cubana, un negocio familiar que su padre se quedó en 1985 después de empezar a trabajar en la pastelería como aprendiz y subir escalafones, hasta hacerse con la tienda. La Cubana ha funcionado ininterrumpidamente desde 1890.
--¿Cuál es la especialidad?
-- Tenemos de todo, pero fundamentalmente tartas, pastelería y la bollería; las más famosas, las ensaimadas con azúcar glass. Vendemos más de mil diarias.
-- ¿Renovación o tradición?
-- La renovación, pero sin olvidar lo tradicional. Vamos sacando productos nuevos, pero con materias primas de calidad y sin nada prefabricado. Hacemos desde el bizcocho hasta el pastel. Nos renovamos a la hora de hacer pastelería nueva, pero sobre esa base.
-- ¿Es la Navidad la época de mayor actividad?
-- Sí, a partir del día de la Pura.
-- ¿Qué es lo que más vendeis ahora?
-- Polvorones, figuritas, marquesitas, pastas de almendras, pastas de piñón y las anguilas, que sólo las hacemos nosotros, son las culebras de mazapán y están hechas todas a mano.
-- ¿Sois una familia golosa?
-- Bastante. No tenemos ninguna manía a los dulces.