Un numeroso grupo de jóvenes se congregó desde antes de las cinco de la tarde de ayer ante las puertas de la sala de fiestas Ike Bana, porque les habían dicho en la policía, cuando fueron a presentar sus denuncias, que les devolverían el dinero. Dos coches del 091 se mantuvieron en el lugar hasta que el grupo acabó por marcharse, al ver que nadie abría y los carteles anunciaban la devolución para los días 3 y 4. Este diario recabó el testimonio de algunos de los jóvenes afectados.

Alejandra Molano contó que "nadie nos dijo nada de que se podía suspender la fiesta, fuimos al Hanoy a comprar las entradas y vinimos a una fiesta, pero cuando llegamos había un montón de policía, toda la gente en la puerta y a la una de la noche nos dijeron que no se abriría y que no recuperaríamos nada hasta después de estos días. Y que se podía denunciar, pero ahora ni se puede, ni nada; hemos ido a la policía y han dicho que no".

Lucía Díez explica que "un policía nos dijo que se podía denunciar; hemos ido a la comisaría y dicen que si denunciamos no se nos va a tener en cuenta, que podemos ir a la Oficina del Consumidor, pero que si lo hacemos podemos perder más dinero del que nos tienen que devolver. No nos podemos manifestar, hemos perdido el dinero, el tiempo, además del frío que pasamos esa noche. El ayuntamiento lo sabía y nos ha dejado aquí pasando frío".

Vicente Vivas se enteró de la suspensión "cuando estábamos aquí. Llegamos y había mucho jaleo y coches de policía. Yo no he ido a denunciar aún, si me devuelven el dinero no denunciaré, pero si no, sí".

Demetrio, el padre de un joven, acompañaba a su hijo Alejandro Suárez, que "esa noche nos llamó a la una y algo de la madrugada para decirnos que se había suspendido la fiesta y que había varias patrullas de la policía". Alejandro explicó que después de la mala noticia volvió a casa "a por dinero, porque después de pagar 50 euros o te diviertes, o te vas a casa amargado, así que nos fuimos por ahí. Hemos ido a denunciar, pero nos ha dicho la policía que devolvían el dinero y que si no, podíamos ir al juzgado".

Sara García contó que "me quedé sin fiesta, como todos; deberían publicar la hora a la que se puede venir a reclamar el dinero, porque en los carteles no lo pone. Yo llegué tarde y cuando llegamos había mucha policía, dijimos que bien que hay seguridad, pero es que habían cerrado. El jefe de la policía nos explicó que hasta las tres de la tarde se les dijo que no podían hacer la fiesta y siguieron vendiendo entradas hasta última hora de la noche. Nos quedamos sin fiesta y sin dinero".

Javier Espárrago lo explica gráficamente: "Muy guapitos en la puerta, bien arreglados y bien vestidos y esto no se abría, llegó la policía, mucha confusión y nos dicen que se ha suspendido". Alvaro Trianes añade: "Fue una pena; las niñas sobre todo, que iban guapísimas todas, se quedaron con un frío espantoso en la calle, estoy muy enfadado".