La niebla sobre el cementerio viejo dio un toque de romanticismo al acto que congregó ayer en este lugar a medio centenar de pacenses para recordar con versos y flores a una de las figuras claves del romanticismo español, la extremeña Carolina Coronado (Almendralejo, 1820-Lisboa, 1911), cuyos restos descansan en este cementerio junto a los de su marido Horacio Perry.

Ayer se cumplieron cien años de su muerte, por ello el departamento de Lengua del Instituto San José organizó esta cita, a la que asistieron algunos de los descendientes de la escritora. Una niña, sobrina nieta de cuarta generación de Carolina Coronado, abrió el acto, que cerró su padre Alvaro Fernández Carazo con el poema Una amapola de la Raya , en el que la escritora defendía la relación entre España y Portugal.

"Esto ha sido un gesto de los pacenses a su paisana", según Isabel Pérez González, biógrafa de la escritora y una de las profesoras que, junto con Mailo González, organizó el acto con el que se quiere reivindicar a esta escritora, "que muchos extremeños no conocen y hay que rescatar su actitud rebelde ante la vida, fue una avanzada del feminismo y del abolicionismo".

El día 19 habrá otro acto en la estación de tren por el aniversario de la llegada de sus restos a Badajoz.