TDtesconozco quién ganará las elecciones en Portugal, pero sea quien sea estoy convencida de que no paralizará el proyecto para unirse con España por Alta Velocidad, y no lo hará porque hay fondos comunitarios y porque hay compromisos internacionales. Más fácil es, en caso de que se alce con el triunfo el partido de los conservadores, incumplir una promesa electoral que un compromiso adquirido entre dos gobiernos en torno al cual se ponen en marcha proyectos (como la Plataforma Logística en Badajoz) y se levantan expectativas de negocio. Además, es miopía quedarse con comunicaciones ancladas en el siglo pasado en unos tiempos en que es imprescindible llegar cuanto antes y, a ser posible, los primeros. El que no está es como si no existiera.

Paralizar ¿por qué y para qué? Por una coyuntura económica que nos situaría ante un importante déficit estructural.

Y ¿hasta cuándo? Sine die . Es decir, sin fecha; hasta que ellos quieran.

No se trata de que pretendamos dirigir la política portuguesa, de que miremos a Portugal como a una provincia de España. Mucho sabemos en nuestro país de autogobiernos y de autonomías propias, como para que vengan a acusarnos de no saber respetar las independencias ajenas.

No se trata de eso. Se trata de que los compromisos entre los países hay que cumplirlos y que no pueden estar al pairo de coyunturas y elecciones.

Demasiadas generaciones vieron como aquí terminaban todos los caminos.

Ya no. Ya no es posible.

Sería echarnos de nuevo el freno cuando en este territorio vivimos con la esperanza de, enganchados al veloz ferrocarril, incrementar el ritmo de convergencia.

Sería tirar de la brida a un caballo nervioso ya por lanzarse al galope.

Sería quitarnos el pan de la boca; no un caramelo, no una golosina, sino el pan del progreso, a nosotros y a los que están junto a nosotros en el otro lado de la Raya tras fructífero periodo de acercamiento, preparándonos para una marcha conjunta para que, ahora, quieran dejarnos en vía muerta.