Tantos años, con tantas expectativas frustradas, que cuesta creerse que lo del AVE esta vez va en serio. Aunque veamos las obras concluidas nos resistimos a aceptar que esta vez las promesas se cumplen y que podremos tener un tren como el resto de los españoles.

El cierre del viaducto del Tajo debería devolvernos la esperanza. Nos costará recobrar la confianza, pero sin confianza no hay ninguna capacidad de afrontar el futuro. La confianza es un derecho y una necesidad. Es comprensible que nos resistamos a recuperarla alegremente, hacen falta más realidades, incluso debemos resistirnos a recuperarla hasta que no veamos pasar los trenes como los del resto de España. Durante décadas llevamos viendo el inútil viaducto de Guadalupe que nunca llegó a usarse, no vaya a ser que esta vez pase lo mismo.

Tras el viaducto sobre el Almonte con un vano central de luz de 384 metros que lo convierte en el puente de ferrocarriles de alta velocidad con mayor luz del mundo, ahora se cierra el tablero del viaducto sobre el río Tajo de 1.488 metros y una altura de 90 sobre el río, que tiene una distribución de luces de 26 vanos con un arco central de 324 metros de luz, y lo convierte en el record de España de este tipo de viaductos. A pocos kilómetros se ha concluido el túnel de Santa María, que con sus 3,5 kilómetros es el más largo de la línea y con características muy especiales de impermeabilización. Tres obras magistrales de ingeniería que deben estar en disposición para pruebas en el próximo año y en servicio en el 2020.

Felicitamos a ingenieros, empresas constructoras y responsables públicos que lo han hecho posible. Pero de momento no podemos quitarnos la indignación de tantos retrasos y engaños. La confianza solo la podremos recobrar cuando nos podamos subir al tren. Esperamos que empiece a tener uso a principios del 2020, que en el 2021 comience el servicio entre Lisboa y Madrid y que en el 2025 esté concluida la Línea de Alta Velocidad, para lo que todavía no se ha dado fecha. Hay mucho trabajo por delante como para estar tranquilo. Hay muchos millones de españoles que ya gozan de estos transportes desde hace muchos años, como para que estemos satisfechos teniendo solo meras expectativas. No podemos seguir esperando.