El deterioro de la vieja biblioteca del Cerro de Reyes continúa su rumbo imparable ante la pasividad de las administraciones. Situada en una explanada de la avenida Luis de Góngora, soporta el olvido y la tiranía de los vándalos, que en los últimos dos años y medio se han convertido en los únicos dueños y señores de estas instalaciones.

Desde que en enero del 2009 la Concejalía de Cultura decidiera cerrar la biblioteca, a causa de la agresión que sufrió el bibliotecario y los contínuos actos vandálicos que se cometían contra el inmueble, el edificio fue abandonado a su suerte.

No han cesado desde entonces los incendios por las fogatas y los asaltos. En ocasiones, según los vecinos, se pueden ver a jóvenes en su interior o subidos al tejado. Sus paredes y sus estancias han sido objeto de actos innobles e impropios para un espacio dedicado a la cultura.

Aunque en el Cerro de Reyes muchos están ya resignado a lo inevitable, hay colectivos interesados en recuperar ese espacio para actividades, como la asociación de pescadores y la de cría de aves, así como el club de fútbol.

AL NUEVO GOBIERNO La presidenta de la asociación de vecinos, Isidra Méndez, aseguró a este diario que están esperando a que se asiente el nuevo gobierno de la Junta de Extremadura, que es la titular del edificio, para solicitarle que lo arregle y lo ceda a estos colectivos. "Nos solicitaron un espacio en nuestra sede y hemos pensado en la vieja biblioteca, que nos vendría muy bien, y están interesados en ella", según señaló.

Isidra Méndez alertó de la necesidad de tomar alguna decisión "antes de que sea demasiado tarde y el arreglo sea excesivamente costoso y se pierda el local". La presidenta vecinal mantiene, según manifestó, que "nunca debería haber dejado de ser biblioteca, porque estaba muy bien situada y era muy amplia, o por lo menos no haberla dejado sin uso alguno".

A los tres meses de cerrarla, el ayuntamiento reabrió la biblioteca del Cerro de Reyes en un local de la antigua parroquia, en la calle Santa Luisa de Marillac, que reformó con una inversión de más de 30.000 euros. Se reparó el tejado, se construyeron dos aseos y se renovó el sistema eléctrico y la instalación de la climatización. El arzobispado cedió este espacio al ayuntamiento por un periodo de diez años.

Esta decisión no estuvo exenta de polémica y fue rechazada tanto por la asociación de vecinos, como por los colegios y las ampas, que pidieron que se mantuviera la ubicación y que el dinero de la reforma se destinase a vigilancia y a otras medidas de seguridad.

Después de este tiempo, Isidra Méndez insistió en que fue un desacierto, "tener un vigilante sólo unas horas algunos días a la semana, que era el tiempo que abría no era tan costoso, y en poco tiempo los vándalos se habrían marchado de allí", señaló.

En febrero del 2010, la entonces concejala de Cultura, Consuelo Rodríguez Píriz, anunció que había pedido a Patrimonio que iniciara los trámites para devolver la biblioteca a la Junta de Extremadura, que le cedió el inmueble al ayuntamiento para su uso, al igual que los locales que utiliza la asociación de vecinos.

Desde entonces, los vecinos no han vuelto a saber nada, por ello tienen previsto retomar este asunto, según Méndez.