Cada ciudad tiene su intrahistoria, leyendas, curiosidades y algunas de las relativas a Badajoz las descubrieron los participantes en la visita Al son del Guadiana, ayer, organizada por la Concejalía de Turismo para conocer todo un patrimonio existente en torno al río. Conocieron con la informadora turística Mercedes Macías el hornabeque, fortaleza medieval construida en el siglo XVII, para cubrir los pasos del río, con una cortina entre una muralla y dos baluartes, dos semibaluartes, tres garitas. Tiene en interior la Fuente de la Rana, «a la que acudían los aguadores con burros y carros a coger agua para venderla por las casas», explicó, y que se cegó en 1960 tras hallar del cadáver de un hombre en ella. Muy cerca, la puerta de San Vicente, «que daba camino a Elvas, Cáceres y Alburquerque», y a un otro subterráneo hasta el Fuerte de San Cristóbal, hoy derruido.

La visita continuó por el Puente de Palmas, «alomado», del XVI, «por el que circulaba un tranvía tirado por caballos que iba a la estación de ferrocarril». El puente, destruido por causa de tres grandes crecidas del río, mantiene tramos de la barandilla primitiva y le faltan los petos que separaban el paso de peatones, retirado tras su rehabilitación para ser solo peatonal.

Desemboca, en la margen izquierda, en la Puerta de Palmas, también del XVI, con el Arco del Paso y del Triunfo, torres con cordones manuelinos y un escudo de Carlos V. Desde ella, los visitantes se dirigieron hasta la Fuente de los Poetas, obra del escultor Luis Martínez Giraldo, dedicada a Manuel Pacheco, Álvarez Lencero y Delgado Vahondo, que tuvieron en el Guadiana un elemento vital e inspirador, que se encuentra presente en sus obras.

El recorrido finalizó en la ermita de Pajaritos, mudéjar, próxima a la Puerta de Carros y que estuvo mucho tiempo enterrada. Acogió el cuadro La Virgen del Pajarito --hoy en San Agustín--, al que debe su nombre, de Luis de Morales, quien, se cree, tuvo en ella su taller.