TLtos visitantes siempre han creado un clima de cierta inquietud a su alrededor. A veces salen en las películas con aura de misterio y otras son ángeles, demonios o extraterrestres venidos de por ahí. Si los visitantes son conocidos y anuncian su visita, pueden suceder dos cosas: una, que te alegre su llegada y les recibas encantado e invitando a una ronda; dos, que te resulte embarazosa y desconfíes de sus pretensiones. En esta última, lo normal es disimular y no darle tres cuartos al pregonero. En cualquier caso, el visitante, si no tiene cualidades sobrenaturales, se llevará una impresión equivocada que tú te cuidarás de mostrar, bien excesivamente amable o recelosa. Así que no entiendo muy bien la visita del candidato --actual titular-- sociata a presidir el gobierno regional a estas nuestras calles durante cuatro días repartidos en dos sesiones. Lo comprendería si se tratara de uno más de los actos políticos de esta larga campaña, pero bien clarito ha dicho que era para conocernos mejor y palpar lo que él considera realidad. Luego añadió que quería visitar un centro de mayores --donde por lo visto le aconsejaron no entrar-- solo para tomarse un café, de modo que no entiende por qué los otros han dicho que no se hace política allí. Después de conocer sus conclusiones, temo que, efectivamente, haya liado los conceptos entre política y visita y se lleve la impresión equivocada. Dice que va a poner en el programa electoral que cada ciudadano con expediente en la Junta cuente con un funcionario personal dedicado por entero a su causa, es decir, una especie de ángel de la guarda disfrazado de empleado público. Lo que no entiendo es cómo lo va a hacer porque, con la que está cayendo, no parece lógico --ni posible-- aumentar el número de funcionarios hasta que haya uno por vecino y menos colocarles más tarea a los actuales, los de salario rebajado y consideración nula. A no ser, claro está, que el visitante no sea un simple candidato y posea dones sobrenaturales.