Una veintena de familias que viven en Los Colorines está intentando, con la mediación de la Asociación de Vecinos del Gurugú, conseguir que la Junta de Extremadura les conceda una vivienda social en otra zona de la ciudad, porque la vida que llevan en esta barriada es "insostenible", según su testimonio. "Vivimos como en una cárcel, en nuestra propia casa", dicen.

Una de estas familias es la de M. N. M., una mujer con dos hijos que vive en Los Colorines desde hace dos años. Si a eso se le puede llamar vivir, porque desde por la mañana, tras llevar a su hijo al colegio en San Roque, se va con un familiar y no regresa hasta por la noche. Hace un año recibió una paliza por parte de un grupo de habitantes de la barriada y desde entonces vive atemorizada, por sus hijos. Interpuso una denuncia, pero hasta su propio abogado le aconsejó que la retirara, tras recibir amenazas de muerte. Ya le han robado tres veces el coche.

Otra vecina cuenta que tiene dos hijos, uno de ellos mayor de edad y jamás puede dejarlos solos en casa los fines de semana, ante el temor de que les suceda algo. Comenta que cuando solicitan un trabajo, no pueden decir que vienes de Los Colorines, porque no los contratan y tampoco se atreven a abandonar sus viviendas muchos días, porque "las ocupan enseguida".

Esta mujer llegó al barrio hace ocho años, los dos primeros dice que fueron muy tranquilos, pero luego "llegaron los ocupas", que se instalan ilegalmente en las viviendas sociales, y se acabó la tranquilidad.