La proliferación de concursos televisivos a la busca y captura de talentos como Operación Triunfo o el más reciente La Voz ha animado la participación en convocatorias de ámbito más reducido y menor expectación pero que igualmente combinan la ilusión de los participantes con la emoción de llegar algún día a conseguir el éxito en un mundo muy competitivo.

Ayer se celebró en Badajoz, en un carpa instalada en la plaza de Conquistadores, el primer casting del Festival de la canción de Extremadura, que cumple su décima edición y que congregó a 37 participantes. Hoy la cita es en Mérida y el próximo fin de semana se celebrarán las pruebas en Cáceres y en Jerez. 18 de estos artistas llegarán a la final en una gala que se celebra el 16 de noviembre en Jerez de los Caballeros. El primer premio consiste en el micrófono de oro, una beca en un centro de enseñanzas artísticas, 1.000 euros y un concierto en directo con músicos en una sala de Badajoz. También hay un segundo y un tercer premio.

En la selección no solo se puntúa la voz, sino "el conjunto", según explicó ayer Vito Baena, de la asociación La Trouppe, que organiza el festival. "Tenemos que hacer una gala y escoger al cantante y la canción al mismo tiempo, para que sea atractiva para el público que la va a ver". Por eso, "tiene que haber un poco de todo", aunque predomina la canción melódica. Algunos participantes repiten año tras año "porque no se dan por vencidos", pero ayer muchos eran nuevos.

Era el caso de Inma Sardiña que, con 29 años, nunca se había presentado a un casting aunque sí ha cantado en orquestas y ha formado parte de grupos. Una amiga le comentó que se había divertido mucho "pero yo he pasado muchos nervios, me temblaba todo". A Sofía Crisóstomo, de 26 años, la animaron sus amigos. Es de Salamanca, pero ahora vive en Badajoz y ayer por primera vez se subió a un escenario. Puede que no sea la última para ninguna de las dos.