TMte gusta que aún haya personas que descubran el flamenco y lo valoren. Lo valoren tanto como para que todo un grupo ya consagrado se adapte a una voz desgarrada, llena de quejío y arte, y arranque con nuevo rumbo. Hablo de Diván du don, anteriormente conocido como Desván del duende, que toma como solista al cantaor Paquillo El Levita ante esta nueva etapa. En 'Las cositas claras', su nuevo trabajo que podemos escuchar en su web (divadudon.com ), se mezcla la alegría, la fiesta, la diversión, el optimismo y el flamenco.

Una maravilla que recomiendo a todos los que queráis sumarle a la necesaria energía de cada mañana, un plus de vitamina flamenca. Con canciones como Vuelo podréis agarraros al cielo infinito de la imaginación para al menos, por unos minutos, conseguir que muchos problemas se queden en anécdotas. Pero no sé de qué me extraño. El flamenco aporta siempre sapiencia, fluidez, compás y unas ganas tremendas de comernos el mundo. Ahora, que a duras penas nos salvamos de que el mundo nos coma a nosotros, pongámosle una generosa dosis de buena música, y sobre todo de esa energía que solo tienen las personas que a pesar de los años, siempre permanecen jóvenes.

Tras su paso por la plaza Mayor de Cáceres en el Womad Diván du don continuará su periplo por diferentes festivales durante este verano. Les auguro un futuro brillante. Cuando uno ofrece en el escenario y en la vida todo lo bueno que tiene, ya es un triunfador. Como en los asuntos del corazón, en el que siempre gana el que más amó, en la música ocurre lo mismo. Será que este arte, como la vida misma, sigue siendo lo más natural que tenemos y claro, ahí no caben mentiras. La música como el alma camina desnuda y, además, vuela. Pocos pueden presumir de ofrecer el cielo, sin despegar los pies de la tierra. Volemos pues. Enhorabuena.