La historia básica será la misma, centrada en los orígenes de la nación y el esplendor del imperio español, en todas las comunidades autónomas. La nueva ley Wert pretende dejar atados y bien atados estos contenidos en el borrador de currículum básico en Primaria, ESO y Bachillerato. Así fija que los alumnos de entre seis y 18 años tendrán que estudiar desde Atapuerca y Altamira hasta el rey Juan Carlos pasando por los visigodos, los Reyes Católicos, Carlos I y el Siglo de Oro. La homogenización quedará blindada por las reválidas, pues, aunque las comunidades pueden añadir "elementos propios", en ellas solo se examinará de lo que figura en el currículo estatal.

Tampoco la enseñanza sobre el entorno natural, social y cultural se escapa del férreo control de Wert al fijar el 100% de la materias troncales en esta área. Para evitar los localismos, según ha defendido en reiterada ocasiones, se ha eliminado la asignatura Conocimiento del Medio y se ha reemplazado por las más tradicionales de Ciencias de la Naturaleza y Ciencias Sociales. También desaparecen Educación para la Ciudadanía, Educación Cívico y Social y Ciencias para el Mundo Contemporáneo. Esta última, que trataba de mejorar la formación científica de los bachilleres, enojaba a la Iglesia porque abordaban "convicciones morales sobre" como el uso de células madre, la clonación, la fecundación in vitro y el evolucionismo,y era un instrumento para "adoctrinar". Para evitar sorpresas, en Filosofía de primero de Bachillerato, se detallan el estudio de autores como Platón, Marx, Nietzsche, Ortega y Gasset o Habermas. Colectivos de profesores apuntan que tanto dirigismo puede entrar en colisión con la libertad de cátedra.