El trigésimo Festival Folclórico Internacional de Extremadura, que hoy comienza de forma oficial, se trasladó ayer a las barriadas de San Roque, Valdepasillas y San Fernando, donde se celebraron sendos talleres de danza.

Seis de los siete países que toman parte en este encuentro cultural --ocho con la anfitriona, la Asociación de Coros y Danzas de Extremadura-- se repartieron por la ciudad para que los ecos del festival salieran del centro y alcanzasen otros lugares de Badajoz. El objetivo de esta jornada fue mostrar de primera mano a los vecinos de los barrios el folclore de los países invitados y animarles a bailar con los grupos; algo que consiguieron.

Las agrupaciones de Chile y Daguestán visitaron Valdepasillas y bailaron con sus vecinos, mientras Venezuela y Benín lo hacían en San Fernando, y Panamá y Bielorrusia en San Roque. Niños y jóvenes fueron los más participativos, "aunque los mayores no se quedaron atrás", añadió ayer Rosa María Reguera, coordinadora del festival.

Reguera explicó que el fin de esta iniciativa es hacer que todas las personas de la ciudad "conozcan y disfruten del festival, que todo el mundo se beneficie de él". Es el segundo año que se organizan estos talleres en las tres barriadas, con la colaboración de las asociaciones de comerciantes y las de vecinos, pero el objetivo es ir abarcando poco a poco más zonas de Badajoz "hasta alcanzar el máximo posible" dijo Reguera. Para conseguirlo recordó que es necesaria la colaboración más asociaciones de este tipo en años sucesivos.