Cuatro meses luchando por vivir y al final fue víctima de las mismas llamas que asolaron su casa con todos sus recuerdos dentro. Intentando salvar su vida se lanzó desde una ventana de un primer piso huyendo de las llamas. Pero el fuego ya le había provocado un daño que con el tiempo se convirtió en irremediable. Los medios de comunicación informamos de sus heridas inmediatas, pero lo olvidamos a los dos días. No hicimos más seguimiento de su estado, dando por hecho que sobreviviría, porque siempre creemos que a medida que pasan los días, el que aguanta es porque se está curando y pensábamos que tarde o temprano saldría del hospital y volvería a su casa a rescatar los restos del naufragio. Unas mañanas estaba mejor, otras empeoraba, hasta que el día de Navidad, después de cuatro meses ingresado en la UCI, falleció.

El balcón y la fachada de su piso siguen ennegrecidos. Los viandantes se preguntan porqué, después de tanto tiempo, nadie lo ha limpiado. Dentro probablemente continúe oliendo a humo y permanezcan las cenizas de todos los muebles, los objetos queridos, sus valiosos instrumentos de música. Su dueño ya no regresará.