Fue la primera mujer en muchos campos, como montañismo, expediciones, fotografía, es voluntaria de una oenegé de cooperación, cofundadora de otra que trabaja con inmigrantes y colaboradora de la ONU para situaciones de emergencia, María Gemio, de quien se dice que conoce los despachos y a las personas adecuadas para resolver más de un problema de ciudadanos vulnerables, es considerada pionera en muchos sentidos. Y hace unos meses ingresó como Dama en la Real Asociación Caballeros de Yuste.

--¿Cómo surge su entrada en la Asociación Caballeros de Yuste?

--Miembros de la fundación comentaron que tenía méritos para entrar, pero yo no sabía de qué hablaban, hasta que me lo propusieron; me presentaron al presidente y me pidieron un currículo. Después me citaron para la investidura, el 2 de junio del 2018, en Yuste.

--¿Qué razones la llevan a entrar? ¿Tendrá una función específica?

-- Soy un miembro más. Acepté porque es un honor, me gusta la historia, de España y especialmente de Europa. Yo voy mucho a Jarandilla y a Yuste por temas de ecología y otras cosas; es un lugar que me es muy cercano; y tuve unos padrinos que me acompañaron y todo ello me llevó a aceptar ser Caballero de Yuste; Sí, es dama, claro, pero me sonaba precioso. Además, es para ayudar a mantener el monasterio y todo lo que conlleva Yuste. Hay mucho de historia que se une en la fundación. Ese día eché de menos a mi suegra, madame Brum, que le encantaba la historia y tenía un antepasado que era caballero de capa, como de leyenda. Le habría hecho muchísima ilusión estar conmigo ese día.

--¿Qué valores ve en la fundación?

--Mantiene no solo el recuerdo y la memoria de Carlos I, sino su legado, su visión europea, de lo que hoy es la Europa Unida, y del mundo. Luego tuvo mala suerte con sus nietos, cosas de la historia, y se fue perdiendo el imperio, pero España fue lo máximo en el mundo.

--La consideran pionera por ser la primera mujer que llegó al Ártico, subió al Mont Blanc y haber viajado mucho. ¿Con qué se queda?

--Yo nunca he hecho las cosas muy bien ni las he terminado, pero la gente valora que inicié el Foto Club y luego la AFE, que he organizado cosas, que llevo 36 años en Adasec, una asociación basada en valores en la que soy la más antigua, y me agrada haber podido contribuir a abrir algunos caminos para los demás, pero sobre todo para mí. Me gusta haber llevado el nombre de Extremadura a muchos países, llevar las banderas de Extremadura y de España a algunos picos, en expediciones, a Laponia. Al ser mujer soy la primera en muchas cosas y a eso la gente le da mucho valor. He hecho cosas como en la academia de ballet, en la que disfruté y ayudé a que creciera; como en el club de montañeros. Yo, en realidad, más que pionera soy entusiasta, me encantaba a ayudar a que fueran un buen club montañero, un buen foto club, una buena academia, que son de los demás.

--¿Qué frutos obtiene Adasec?

--A través de Adasec se han hecho comedores, se ayuda a los niños, se les enseña a ser músicos para que tengan un oficio distinto al de sus padres; también se forma a los padres. Y en eso trabajan muchos. Quizás Santiago -su marido—y yo hemos sido los primeros en Extremadura, con la Junta, que ha ayudado muchísimo. Adasec, además de su labor social es una escuela en valores y los lleva a la práctica.

--¿Pueden hacer más las entidades oficiales en cooperación?

--Siempre se puede hacer. Cuando había más dinero, la Junta siempre ha ayudado muchísimo. Extremadura y Badajoz son conocidos en muchos países de Latinoamérica, si es cierto que a través de Adasec, pero gracias a la Junta y a la diputación, y el ayuntamiento .

--Usted cofundó la asociación Todos iguales-Todos legales. ¿Cómo ve la situación de la inmigración?

--Soy una de las fundadoras, que por cierto no firmé el acta. Ha tenido altibajos y seguimos ayudando. Ahora hay menos inmigrantes pero muchos refugiados. Tenemos mucho trabajo, sobre todo en ayudar a quienes piden asilo, de Colombia, Nicaragua, Venezuela. Yo hago ahora más trabajo con la policía que en la asociación en sí.

Una cosa que siempre me ha gustado es que inicié la coordinadora de oenegés, que para mí es un orgullo. Luego yo a lo mejor no sigo en la parte oficial, pero es de lo que más contenta estoy.

—Estos no parecen buenos tiempos para la inmigración. ¿Es posible papeles para todos?

--Es muy difícil. Hay varios tipos de inmigración, una cosa es venir a trabajar y que tus hijos tengan una vida mejor, en escuela, médicos; y otra los miles de africanos que llegan en patera, que no vienen a quedarse, van de paso. Los sudamericanos, marroquíes, búlgaros vienen como emigrantes como nosotros íbamos a Argentina, o Chile. ¿Papeles para todos? Pues no, no creo que pueda ser. Otra cosa es hacer una regularización. Eso está bien. ¿Para qué queremos tener a tanta gente que trabaja y come sin regularizar? A España le interesa; no solo hay más control, sino que económicamente salvan la pensiones. Ya ocurrió hace 12 años. Hasta Aznar lo reconoció. Regularizarlos obliga a dar de alta a esos trabajadores. Y nos interesa que haya más niños.

--¿Qué ha sido para usted el baile? ¿También practica danzas sagradas y antiguas de otras culturas?

--Una felicidad. A veces doy cursillitos de danzas sagradas del mundo y me encanta porque da muchísima alegría bailar, y más si bailes con otras personas.

--Usted se mueve en mundo en el que hasta hace poco tiempo dominaban los hombres ¿En qué ha cambiado la situación? ¿A qué ritmo va la marcha por la igualdad?

--En España ha habido un cambio grandísimo. Yo comencé muy jovencita en cosas como el montañismo y recuerdo las primeras cenas con delegados de federaciones que era la primera delegada de la Federación de Montañismo en España. Invitaron a Santiago, que era el presidente del Club de Montañeros, y yo era la delegada. Todo el mundo se extrañó porque no habían invitado a ninguna mujer. Desde entonces ha habido cambios grandísimos a mejor en cuanto a igualdad, aunque a mí me gusta más hablar de equidad. Yo no soy muy feminista. Cuando me dicen que si no quiero ser igual al hombre, pues no; con la equidad se le da a cada uno lo que necesita. Ahora la ley del péndulo hay que cumplirla, hay muchas mujeres que necesitan hacer más cosas porque durante mucho tiempo han estado arrinconadas. Yo nunca he tenido problemas de machismo ni de feminismo, ni me he sentido discriminada; si había algo de eso, no me daba ni cuenta. Siempre he salido incólume de todo, incluso cuando fui captada para trata de blanca, que me salí en cuanto vi cosas raras; ni cuando me raptó uno que quería ser mi novio y yo le decía que no. Siempre he salido bien, será porque soy Sagitario. Sinvergüenzas habrá siempre que utilicen a la mujer.

—Tiene otras facetas que no son tan conocidas, como la de cuidadora. ¿Es un valor que o se ha feminizado por imposición?

--Es un valor femenino, pero diría también que ha sido una costumbre. Ahora empieza a haber hombres estupendos en la asociación, a los que llaman para cuidar a ancianos y lo hacen fenomenal.

--¿En qué cree que puede cambiar su vida como Dama de Yuste?

--A veces parece que te escuchan más si te presentas diciendo que perteneces a la ONU, o que eres Dama de Yuste, personas que necesitan comillas, guiones y apellidos para decidirse a ayudar. Creo que puede ser útil para obtener la colaboración de algunos para ayudar a otras personas.