El italiano Alessandro Ballan dio la sorpresa en la prueba reina de los campeonatos del mundo y se llevo la camiseta "arco iris" que había logrado en los dos últimos años su compatriota Paolo Bettini, que disputó su última carrera oficial como profesional. Un mundial un tanto extraño del que sacó provecho un todoterreno como Ballan, que estuvo acompañado en el podio por su compatriota Damiano Cunego y el danés Matti Breschel.

Ballan logró la gloria tras 260,25 kilómetros, en los que invirtió 6 horas, 37 minutos y 30 segundos; mientras que los grandes favoritos, Bettini, vencedor de los dos últimos años; el español Oscar Freire, ganador en tres ocasiones del mundial; y el también español Alejandro Valverde no aguantaron el tirón final de la última vuelta.

El comienzo de la carrera fue un calco de los anteriores mundiales. Muchos intentos de escapada que no fueron a ninguna parte, pero sirvieron para acaparar el protagonismo de corredores que en sus países apenas tienen repercusión.

Fue a mitad de carrera, de las quince vueltas que tenían que dar al circuito de 17 kilómetros en el casco urbano de Varese y sus alrededores, cuando las dos selecciones a batir, Italia, por aquello de ser la anfitriona, y España que, a pesar de la decepción del pasado mundial, en el que no consiguió ninguna medalla, comenzaron a mover sus peones.

Los italianos no dudaron en tensar la carrera con rodadores como Ballan, Bossio, Bruseghin, Paolini y Toni. Los españoles no perdieron la estela y, aunque, un tanto agazapados, con Noval, Rodríguez y Garate, seguían metidos en la batalla para hacer la selección definitiva prevista para las dos últimas vueltas y en la que en esa escapada "royal" tenían que estar el gran favorito y ganador de los dos últimos mundiales, Paolo Bettini, que anunció que esta era su última carrera como profesional después de doce temporadas.

Un control entre españoles e italianos que permitió a otros corredores tocar la suerte, pero sin éxito. Entre los atrevidos, destacó la osadía del francés Sylvanie Chevanel, que no fue a ninguna parte.

En el pelotón de los ilustres el vencedor de los dos últimos mundiales, Bettini, se limitó a dar las pedaladas justas y dar instrucciones a sus compañeros de equipo; mientras que los españoles Freire, Valverde y el campeón olímpico Samuel Sánchez miraban con el rabillo del ojo los movimientos que estaban planificando los italianos. Un control del que trataron de aprovecharse los ciclistas belgas, pues fueron los que rompieron la carrera en la parte final, pero sin lograr resultados positivos. Las ruedas de los corredores italianos y españoles eran las más vigiladas, especialmente las de Bettini y Freire.

Ambos corredores tenían un reto especial que no lograron conseguir. En el caso del italiano Bettini ser el primer corredor en ganar tres mundiales seguidos y en el de Freire ser el primero en lograr cuatro títulos. Un marcaje que aprovechó Ballan para entrar en la historia cuando su misión en este mundial no era otra que trabajar para Bettini.

La gran clásica de la temporada se decidió en la última vuelta de las 15 que tenían que dar a un circuito rompe-piernas debido al continuo subir y bajar de puertos que, sin ser excesivamente duros, pasan factura. Fue en las rampas de la Ferrovia, a pocos kilómetros de la línea de meta, cuando se rompió definitivamente la carrera por una docena de corredores, entre ellos el español Joaquín Rodríguez.

El español fue uno de los más activos en la escapada que marcó el desenlace final del mundial, pero al final le faltó aliento para meterse en la lucha por el podio. Mucho antes arrojaron la toalla los grandes favoritos, Bettini, Freire y Valverde, pues afrontaron los últimos cuatro últimos kilómetros a ritmo de cicloturistas.

Fue un mundial en el que no se cumplieron los pronósticos y los grandes favoritos pasaron prácticamente inadvertidos, especialmente Bettini, que se despide sin poner broche de oro a su carrera, y los españoles, que tampoco ponen la guinda a una sensacional temporada al ganar las tres grandes por etapas Giro y Vuelta (Alberto Contador), Tour de Francia (Carlos Sastre) y el fondo olímpico de Pekín (Samuel Sánchez).