El momento que la mitad de los británicos temían, y la otra mitad ansiaba, llega a las 11 de la noche hora de Londres, las 12 en Bruselas. El Reino Unido saldrá oficialmente de la Unión Europea después de más de tres años de dolorosas disputas. Los euroescépticos más radicales han ganado la batalla y uno de sus principales líderes en la campaña del 'brexit' ha sido Boris Johnson. La salida del Reino Unido de la UE es un triunfo personal y político para el ahora primer ministro, respaldado por una mayoría aplastante y con las manos libres para gobernar a su antojo.

’Brexit’. Los protagonistas de la tragicomedia. / VÍDEO: JOSÉ LUIS ROCA

Pero Johnson ha evitado cualquier triunfalismo este viernes por la noche en su discurso a la nación para resaltar el histórico momento. El mensaje desde la residencia oficial de Downing Street ha querido ser esperanzador frente a la incertidumbre del paso dado. El tono, más importante que el contenido de sus palabras, ha sido conciliador, consciente de que muchos británicos desaprueban la marcha de la UE. "Nuestro trabajo como Gobierno -mi trabajo- es unir de nuevo al país", afirma en la alocución televisada, que había sido grabada la víspera. "Lo más importe que puedo decir esta noche es que este no es el final sino el principio", un momento "de verdadera renovación nacional y cambio".

Johnson ha dicho entender todos los sentimientos que genera el brexit pero ha subrayado que este es un momento de «esperanza» y de recuperación de la «soberanía» para hacer lo que los británicos han pedido, citando específicamente un mayor control de la inmigración. Ha prometido trabajar para «unir de nuevo este país» y se ha mostrado seguro de que este nuevo comienzo será un «éxito».

En Downing Street un reloj luminoso marcó la cuenta atrás hacia el brexit mientras en los alrededores del Parlamento británico se concentraban en ambiente de celebración los partidarios de la salida de la UE.

Un hombre ondea una bandera británica desde su coche por el centro de Londres, este viernes. / DANIEL LEAL-OLIVAS (AFP)

Irlanda del Norte también

En una jornada con más simbolismo que cambios prácticos (esos llegarán dentro de 11 meses), en la que los británicos han estado más preocupados por los avances del coronavirus que por los eventos del 'brexit', las reacciones entre la clase política han tenido un perfil moderado. Nadie quiere ahondar en la herida.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, dijo estar preocupado ante la posibilidad de que Johnson intente firmar un acuerdo con Estados Unidos a costa de la futura relación con la UE. "Hay que estar seguros de que mantenemos buenas relaciones comerciales con Europa. No podemos hacer pedazos todos los acuerdos y condiciones que nos hagan y caer en los brazos del libre comercio con Estados Unidos", subrayó.

Keir Starmer, el candidato con más posibilidades de convertirse en el sucesor de Corbyn, sugirió que se debe seguir luchando por la "libertad de movimiento" y defendió el que se ofrezca a los ciudadanos europeos en el Reino Unido "derechos y no tolerancia".

En Cardiff, el ministro principal de Gales, Mark Drakeford, contrario al 'brexit', declaró que "Gales sigue siendo una nación europea". Su homóloga en Edimburgo, Nicola Sturgeon, prefirió evocar "la esperanza por un futuro mejor" a la amargura y el rechazo del 'brexit' entre los escoceses. Pero Sturgeon volvió a pedir un segundo referéndum de independencia y no fue la única. Militantes del Sinn Féin reunidos ante el Parlamento autonómico de Stormont reclamaron una consulta en la que se pregunte a los norirlandeses si quieren seguir siendo parte del Reino Unido o unirse a la República de Irlanda. La presidenta del partido republicano, Mary Lou McDonald, considera que debe haber un voto sobre la cuestión en los próximos cinco años.

Esperando claridad

Johnson debe una buena parte de la mayoría en la Cámara de los Comunes a los votos de laboristas desencantados en el norte de Inglaterra. Por eso quiso hacer un gesto de deferencia para mostrarles que no olvida sus promesas de revitalizar la región. El Gobierno en pleno se desplazó hasta una fábrica de vidrio en Sunderland para celebrar un consejo extraordinario. Esa fue la primera ciudad en la que salió triunfador el 'brexit' durante el recuento de votos del referéndum del 2016. Pero en Sunderland también se halla la fabrica más importante de la automovilística Nissan, cuyo futuro dependerá en buena media del acuerdo con la UE. La compañía emitió un comunicado indicando que "sigue esperando claridad" sobre la futura relación comercial con Bruselas. "Queremos que el equipo del Reino Unido, con más de 7.000 personas, tenga las mayores posibilidades de éxito en el futuro".

El próximo lunes, el primer ministro va a anunciar el modelo de relación comercial que busca en sus negociaciones con Bruselas. Johnson está listo para aceptar un acuerdo básico de comercio, al estilo del existente entre la UE y Canadá, pero quiere algunas ventajas añadidas. Es lo que se ha dado en llamar 'Canadá+'. El acceso limitado a los servicios, que representan gran parte de la economía británica, supondrá un gran obstáculo. El pasado jueves el actual jefe de Gabinete, y de facto el número dos del Gobierno, Michael Gove, advirtió a un grupo de empresarios de que habrá "vencedores y perdedores" como resultado de las nuevas relaciones. La recobrada "independencia" británica puede salir cara.