Ya lo dijo el alcalde Luis Salaya hace unas semanas a este diario: «Probablemente no será una Navidad como la conocemos hasta ahora». Y va camino de cumplirse. Hace unos días comenzó a instalarse el cableado para poner las luces, pero lo cierto es que Cáceres encara este año su Navidad más incierta por la pandemia del coronavirus y muchas de las tradicionales actividades que se acostumbran a ver por esas fechas no se van a celebrar precisamente para evitar riesgos y prevenir contagios.

Este diario ya anunció hace unas semanas que el ayuntamiento buscaba ya alternativas a la Cabalgata de Reyes Magos porque, a pesar de que la decisión aún no se ha tomado en firme, todo parece indicar que no se celebrará. La capital cacereña no será la única que no disfrute del que es, quizá, el momento más esperado de la Navidad, sino que son muchas las ciudades del territorio nacional que ya han anunciado que no contarán este enero con este desfile para evitar aglomeraciones: La primera fue Barcelona, pero se han unido también Sevilla, Pamplona, Almería y Mérida, en el caso de la región. En Cáceres lo más probable es que termine por no celebrarse sobre todo porque la cita aún no ha salido a concurso, un proceso que suele dilatarse en el tiempo y que, por estas fechas, ya está encarrilado.

Aún así, el alcalde ya advirtió a este diario de que buscará alternativas para mantener viva la ilusión de los más pequeños, aunque por el momento no se ha desvelado en qué consistirán esas nuevas propuestas. Mientras tanto, los vecinos ya han empezado a movilizarse para intentar que la tradición de los Reyes Magos de Oriente esté presente de alguna manera en las casas de los más pequeños.

ALTERNATIVAS EN LOS BARRIOS

Es el caso de Cáceres el Viejo y Nueva Ciudad, donde proponen que Melchor, Gaspar y Baltasar recorran las calles a bordo de un tuk-tuk (los coches turísticos que hacen rutas por la ciudad monumental), para que los niños puedan verlos desde sus ventanas. Cáceres el Viejo era una de las barriadas que siempre contaba con la presencia de los Reyes Magos y organizaba una fiesta en torno a ese día. Este año no podrá ser pero han pensado organizar este desfile alternativo que contará también con música. De momento se trata solo un proyecto, a la espera de que se estudie su viabilidad y de conseguir financiación.

No habrá tampoco San Silvestre, otra de las señas de identidad de la navidad cacereña y que se ha convertido en un encuentro familiar y multitudinario en los últimos años. Tal y como confirma su fundador y organizador, Raimundo Medina, es inviable su celebración debido al riesgo que se corre por la congregación de personas (el año pasado rozaron los 7.000 participantes). «Nos da miedo porque la organización no puede garantizar la seguridad, se junta muchísima gente en la plaza y luego van todos juntos corriendo», asegura Medina. Lo mismo ocurre después, en la tradicional entrega de premios que se realiza en el paseo de Cánovas. Tienen previsto celebrar una reunión con el ayuntamiento a principios de noviembre para abordar el asunto pero Medina lo tiene claro: «Es imposible hacerla». Tampoco se plantean aplazarla porque no saben cuándo las condiciones sanitarias permitirían su celebración a lo largo del 2021. Este año la San Silvestre cumpliría sus bodas de plata y será la primera vez en su historia que no se festeje (solo una de las primeras ediciones tuvo que aplazarse al día de Reyes porque nevó en Nochevieja).

CIERRE DE LA MADRILA

En el aire están también las cañas de Nochebuena y Nochevieja, así como la fiesta de Fin de Año. El 24 y el 31 de diciembre el ayuntamiento cierra al tráfico La Madrila para la celebración de la fiesta, que normalmente congrega a más de 5.000 personas, la mayoría en la calle. Desde el ayuntamiento aseguran que es algo que aún se está estudiando y que dependerá de la evolución de la pandemia en los próximos meses. Lo mismo ocurrirá con el mercado navideño que cada año se instala en el paseo de Cánovas, que también está pendiente de las cifras de contagios de las próximas semanas.

Lo más probable es que ninguna de las dos actividades llegue a celebrarse. En el caso de los puestos de Cánovas por la misma razón por la que se decidió suspender la feria del libro, ya que la fisonomía del paseo impide organizar circuitos seguros, más aún con el volumen de personas que suele mover esta actividad. Y las cañas de Nochebuena y Nochevieja sobre todo por las recomendaciones sanitarias, que prohíben celebrar eventos de familiares y amigos que congreguen a más de diez personas. En el interior de los establecimientos tampoco se permite consumir de pie y en las mesas no puede haber más de diez personas juntas.