La ruta parte de la Ronda de San Francisco (1), en la Vía de la Plata, un camino histórico de comunicación de la Península Ibérica, y pasa por el convento San Francisco (2) para llegar a la Ribera del Marco (3), un arroyo de siete kilómetros que corre todo el año, y cuya existencia explica el asentamiento del hombre en estas tierras desde la Prehistoria, así como la llegada de sucesivas civilizaciones.

Precisamente en ese punto pueden visitarse la boca de la Cueva de Maltravieso con su Centro de Interpretación (5) y la del Conejar (6). La primera tiene pinturas rupestres de entre 15.000 y 25.000 años atrás, y se ha confirmado su ocupación humana hace 350.000 años, incluso más... La segunda pertenece a un periodo breve aunque decisivo en la historia de la humanidad: el Epipaleolítico (entre 10.000 y 7.000 años atrás). La ruta termina en las inmediaciones de la cueva de Santa Ana, donde han aparecido útiles extraordinariamente antiguos con registros de hasta 800.000 años, y perspectivas de poder remontarse un millón de años atrás, cuando el hombre llegaba al continente.