Existe otro patrimonio lejos de torres y murallas al que Cáceres debe su desarrollo moderno: las minas. Trajeron la revolución industrial, y con ella el ferrocarril y el alumbrado eléctrico. Se abrieron en 1876 y daban salida a miles de toneladas de fosfatos. Llegaron a contarse 12 pozos y hasta 120 edificaciones auxiliares.