El Restaurante La Lola continúa sin abrir porque la zona de los Obispos sigue estando patas arriba con unas obras que el ayuntamiento no termina de rematar. Solo Oquendo ha levantado la persiana en esta Fase 2 de la desescalada donde todavía cunde el miedo en el castigado gremio de la hostelería. Sin embargo, dentro La Lola, los fogones no paran. Detrás de cientos de bolsas aparece, enmascarada, la cara de José Manuel Galán, profesor de FP de la Universidad Laboral y gerente de ‘Quién le pone el cascabel al chef’, una empresa dedicada a la organización de eventos y al asesoramiento gastronómico.

Galán ha sido uno de los promotores del proyecto solidario Mimenú, que la próxima semana pondrá punto y final. Durante ocho semanas, él, Yousseff Babadakhit (de La Lola), Catering Pajuelo, Catering San Jorge, Binomio y Mario Marieta han llevado sus menús a los más vulnerables de la ciudad, dando cobertura a 380 beneficiarios, que suman 13.680 tuppers cocinados. «Estamos muy cansados, pero muy satisfechos», confiesa Galán, que agradece la labor del Instituto de Asuntos Sociales y de los voluntarios de RedCor que han canalizado y repartido los alimentos.

Platos que se han estado cocinando los lunes, miércoles y viernes y que hacían posible que las familias pudieran alimentarse durante toda la semana, con comida, cena, pan, refresco y fruta. Todo ello a base de donaciones privadas, empresas cacereñas y alguna de Cataluña. Es una larga lista entre los que se incluyen Tambo, Provecaex, Frutas Derecho, Pescadería Salgado o Ternera de Extremadura. A través de la Fundación La Caixa y Seguros Reale se ha materializado este milagro, que suma en efectivo más de 20.000 euros y alcanza los 30.000 entre material o envases. Cuando la iniciativa termine habrá 8.000 euros de remanente, que se destinarán al Banco de Alimentos.

Ha sido una larga travesía, especialmente los primeros días, «cuando Cáceres era una ciudad fantasma. Ahora moverse y organizar toda la intendencia es más sencillo», admite Galán.

El chef, siempre amable en sus formas, se despide a la par que ordena las bolsas que en unos minutos comenzarán a repartirse en los hogares más devastados por la crisis económica del coronavirus.

Metros más allá, en la plaza de Bruselas, aguarda Andrés Carricajo, que da los últimos retoques a ‘La chica de ayer’, el bar que el pasado mes de abril cumplió su primer aniversario y que lo hizo en pleno confinamiento. Cerró el 12 de marzo; a las siete de la tarde de ayer reabrió. Carricajo sabe del negocio, tuvo La Chupitería en la plaza y El Museo en Pizzaro. En lo que fue El Tábalo probó suerte con su chica de ayer, en homenaje al tema que en los 80 popularizó Nacha Pop, que por algo este hostelero es otro de los grandes embajadores de lo que fue la movida cacereña.

Andrés Carricajo, gerente de 'La chica de ayer'. Foto: Francis Villegas

Detrás de la barra se confiesa. Porque las barras, pese al estado de alarma, nunca dejarán de ser el mejor confesionario, más allá de parroquias y concatedrales. «Las pérdidas han sido... pues imagínense, dos meses sin un ingreso», subraya Carricajo, que aparece con camisa blanca, impoluto, como si fuera a una boda. «He estado desesperadito».

Es de los pocos que comienza a tomar tímidamente el pulso a La Madrila. Ya han abierto Bontá y la hamburguesería. El resto persevera con el cerrojo. Carricajo, que ya ha echado la solicitud, cuenta ansioso los días para poder instalar la terraza.

De vuelta, en Doctor Fleming saltan las alarmas cuando se ve el local de Vidarte en obras. Pero Benito, su dueño, advierte: «No, no he cerrado. Es una reforma». Entonces un alivio recorre el cuerpo. El dueño de la marquetería, emblemática donde las haya y que abrió hace más de 40 años su suegro, Félix Carrasco, retomará la lucha en torno al 10 de junio. Los pintores perfilan sus trabajos, la semana que viene vendrán los de los muebles y muy pronto Vidarte cepillará de nuevo la madera mientras su mirada escalará el cristal de sus gafas para hacernos sentir que Cáceres sigue donde lo dejamos

La marquetería Vidarte, en obras. Foto: Francis Villegas