La prueba consiste en un pinchazo en el dedo, parecido al que se efectúa para medir el nivel de azúcar. Después, la sangre extraída se mezcla con productos químicos y se deja reposar 15 minutos. Una vez transcurrido ese tiempo, ya se puede ´confirmar´ si la persona está infectada por el VIH.

El resultado es seguro al 100% si, una vez transcurridos tres meses de la práctica de riesgo, sale negativo. Si el resultado es positivo, en estas mismas condiciones, la probabilidad es del 99,89%. El hecho de que la prueba indique que se es seropositivo, no significa que se esté enfermo de sida, si no que la persona es portadora del virus. Por ello hay que tomar medidas para no transmitir la infección a otras personas y para mejorar el estado de salud y de calidad de vida. Se recomienda tratamiento médico, hábitos de vida saludables, fomentar las relaciones sociales y contactar con oenegés para la ayuda emocional.