En estos momentos 190 mujeres tienen activas órdenes de protección por violencia de género en el término municipal de Cáceres (en la ciudad, en la entidad local menor de Valdesalor y en las pedanías de Rincón de Ballesteros y Estación Arroyo-Malpartida). El número ha crecido más de un 20% con respecto al año pasado cuando contaban con estas medidas 158 víctimas. Han aumentado también las denuncias interpuestas. Según los datos de la Subdelegación del Gobierno hasta octubre se habían puesto 98, mientras que en todo el 2018 se denunciaron 103 casos. Y se espera que la cifra crezca de aquí a final de año ya que, según los expertos, la Navidad es uno de los periodos en los que más casos se detectan (también el verano y se debe a que son fechas de reuniones familiares). Además en la ciudad 12 cacereñas utilizan el servicio de teleasistencia, un teléfono móvil que ellas activan en el caso de estar en situación de peligro. El terminal en ese momento se pone en contacto con Cruz Roja que activa directamente los protocolos necesarios y avisa a la policía.

Todas estas mujeres son atendidas por los servicios de igualdad y violencia de género del ayuntamiento (ubicados en el edificio Valhondo), formados por la oficina de igualdad, el punto de atención psicológica y el Servicio Integral de Recuperación y acompañamiento (SIRA). El punto de partida es la oficina, desde donde se realiza un seguimiento para prevenir que las órdenes se cumplen además de funciones de asesoramiento en todos los ámbitos. Aquí se encargan asimismo de darles a conocer las ayudas públicas a las que tienen derecho (como atención social o ayuda económica), además de ofrecerles asesoramiento jurídico y de informarles de sus derechos laborales.

RECIBEN ATENCIÓN PSICOLÓGICA

Las derivan también al punto de atención psicológica, donde se les ofrecen las pautas para abordar la situación de pareja que viven y llevan a cabo una intervención para trabajar el daño psicológico causado. Acuden sobre todo con ansiedad, depresión y deterioro cognitivo. En lo que va de año han recibido esta atención psicológica 85 mujeres (en todo el 2018 fueron 90). Del mismo modo, las víctimas con un nivel de afectación mayor son derivadas al servicio de recuperación integral, donde se realizan terapias de grupo que les ayudan a recuperar y reorganizar su vida. Aquí trabajan, además, para frenar los problemas de sueño y físicos, comunes en las mujeres maltratadas. Realizan una sesión diaria de dos horas, en grupos de unas ocho víctimas como máximo.

En estos servicios municipales atienden desde adolescentes a partir de 16 años (las menores de esa edad son atendidas por los servicios de menores, donde llegan víctimas de hasta 12 años) hasta mujeres adultas que superan los 70. «Muchas mujeres llevan toda la vida siendo maltratadas y un día deciden que se acabó y se deciden a pedir ayuda. Aquí puede venir cualquier persona», explican los trabajadores del servicio.

No existe un perfil de estas mujeres porque, por desgracia, a la violencia de género estamos expuestas todas las mujeres, de todas las nacionalidades y de todas las clases sociales. Lo que sí llama la atención que cada vez acuden adolescentes más jóvenes. Por eso, desde esta oficina, se lleva a cabo también una labor de prevención en los colegios e institutos de la ciudad donde realizan charlas con el objetivo de educar en igualdad a los adolescentes y que aprendan a eliminar los roles y los estereotipos.

«El problema es que sigue habiendo machismo porque la educación sigue siendo bastante machista. Vivimos en una sociedad en la que se valora más estar por encima del otro; se valora más el controlar al otro y la sensación de que alguien te pertenece y el machismo es eso: una ideología en la que se creen que yo soy más porque soy tío» afirma el psicólogo de esta oficina, Vicente Cortijo Rubio.

las señales de alarma / En esas charlas se les ofrecen pistas para reconocer las relaciones de maltrato. De hecho algunas víctimas han descubierto que lo eran a raíz de las mismas. «Todo empieza por un control de los movimientos, de las amistades, de los horarios, del teléfono, de la ropa que te pones, de las visitas a la familia,... Los agresores ejercen ese control y ese dominio para garantizar una superioridad en la pareja», explica Marta Mogedano, de la oficina de Igualdad.

El psicólogo insiste: «No hemos superado los problemas de la sociedad tradicional porque seguimos manteniendo los roles. Más del 90% de las mujeres dedican dos horas y media más de trabajo al día haciendo labores de casa. Sí que tenemos la percepción de igualdad y leyes pero los roles siguen existiendo». Lo que ha cambiado, añade su compañera Rosa Ceballos, es el medio en el que se exponen esos estereotipos: «Ahora se utilizan las redes sociales para exigir a las mujeres que sean sensuales para su disfrute sexual».

Para frenar esto, desde la oficina de igualdad se han puesto en marcha también los ‘puntos violetas’, presentes en todas las actividades de ocio nocturno y donde se atiende a víctimas y se ofrece información, tanto a hombres como a mujeres. «El machismo no es una cuestión de mujeres contra hombres, pero luchar contra él es básico para conseguir los mismos derechos», sostiene Vicente Cortijo.