Recuperar una plaza "muy desaprovechada" tanto desde el punto de vista visual como de su uso. Ese es el propósito de la intervención que se está llevando a cabo en la plaza de Santa Clara desde hace dos semanas y que permitirá poner en valor una de las puertas de acceso a la ciudad monumental. Mejorará la distribución del espacio y la separación entre el peatón y el tráfico rodado, y conservará los elementos característicos de la actual plazoleta, la cruz y las cuatro palmeras.

"Es una actuación atrevida que va a permitir ganar en visibilidad y va a potenciar la imagen tan bonita que tiene esta plaza", valoró ayer sobre el proyecto el concejal de Infraestructuras, Miguel López. La reordenación de este espacio es una de las mejoras que prevé el Proyecto Intramuros --la más importante se presentó en abril y es la remodelación de la plaza Mayor-- como baza para reactivar el centro histórico y baluarte en la carrera por la capitalidad. "Hay que reconocer el impecable trabajo que Felipe Vela está desarrollando dentro de la estrategia del proyecto Intramuros", destacó López sobre el edil y presidente de la Fundación Cáceres Siglo XXI, que ideó el plan.

La intervención tiene un plazo de ejecución del cuatro meses y un presupuesto de 275.000 euros con cargo al Plan Estatal de Inversión Local.

CAMBIOS La actuación prevé suprimir la actual ´rotonda´ que delimitan las cuatro palmeras y en el centro de la cual se sitúa una escalinata rematada por la cruz. Esta sirve para canalizar el tráfico rodado procedente de la calle Pizarro y de San Ildefonso. En su lugar se creará un sistema de bancadas que ocupará la zona más próxima al convento y que tendrá la doble finalidad de salvar el desnivel y ofrecer un espacio de asiento para el visitante, de forma que el tráfico rodado se canalizará íntegramente por el lado opuesto a través de un vial de doble sentido.

Otra de las novedades que contempla este proyecto es la sustitución del actual empedrado por un sistema de adoquinado uniforme. "Vamos a tender a cambiar el empedrado actual en estas zonas por otro sistema más cómodo para el peatón, mejor para el tránsito de vehículos y más duradero", avanzó el edil de Infraestructuras, que explicó que las piedras se sueltan con mucha facilidad y ocasionan agujeros que "perjudican" tanto al peatón, por el riesgo de caídas, como a los coches, por el peligro de que a su paso las piedras salgan despedidas. Se emplearán adoquines diferentes para delimitar el espacio dedicado a los peatones y a los vehículos.

Además, alrededor de toda la zona peatonal se instalará un murete y un sistema de adoquines elevados, que sustituirán a los actuales bolardos metálicos en su función de delimitar el espacio destinado al tránsito de vehículos y proteger al peatón de los mismos. La intervención se extenderá hasta la calle Torremochada, donde se cambiará también el firme actual.