Félix Blasco, Agustín Quintanilla, Antonio Jiménez Carrero, Petri Durán, Felipa Durán, Rafael Valiente y Fernando Aguilar suman dos siglos y medio de vida laboral dedicada a la administración local. Los siete se han jubilado en el último año y ayer recibieron el tradicional homenaje de la corporación, que coincide con la festividad de San Jorge, patrón de Cáceres.

Blasco y Quintanilla han estado 29 años en el ayuntamiento, ambos como electricistas, Antonio Jiménez entró con 24 años y ha pasado por numerosos servicios, empezando por el matadero, Felipa Durán ha sido durante tres décadas conserje en el colegio Cervantes y Petri Durán ha realizado tareas administrativas, durante su última etapa como secretaria en la sección de inspección de servicio, de todos es la que más años ha trabajado en el consistorio cacereño: durante más de cuatro décadas.

Entre los funcionarios jubilados en el último año estaban dos que por los puestos desempañados han sido parte activa en decisiones importantes para Cáceres en las últimas décadas. Fernando Aguilar en el área económica, fue interventor durante 27 años en Cáceres, antes desempeñó el mismo puesto en Plasencia, Villanueva de la Serena y Mérida. Y Rafael Valiente, que ha estado 40 años en el ayuntamiento, en los principales servicios municipales (agua y depuración, limpieza viaria y basura y autobuses).

"Sí, el futuro es la concesión --gestión indirecta de servicios-- o la empresa mixta --con participación del ayuntamiento--, la gestión directa es difícil", comentaba ayer Valiente a preguntas de este diario. Valiente entró en el ayuntamiento como jefe auxiliar de aguas y posteriormente pasó a la jefatura de los servicios técnicos municipales, desde la que ha estado al frente de la inspección de los servicios en concesión (el agua, el autobús y la basura son los tres principales).

De su relación con los alcaldes, empezó con Alfonso Díaz de Bustamante, no resalta a ninguno en especial, aunque sí recuerda su amistad con José María Saponi, que era anterior a la etapa en la que ambos coincidieron en el consistorio, y de Carlos Sánchez Polo puntualiza que tuvo "mucha relación".

En cuanto a los momentos difíciles destaca las consecuencias de la sequía, de las inundaciones o las campañas de descrédito por la calidad del agua, y más recientemente alude a cuando se agotó el periodo de concesión de la gestión de la basura y limpieza viaria y se tuvo que prorrogar por razones de emergencia en enero del 2006.