Por la "relación de confianza y estrecha amistad" que les unía, puso a disposición de su amiga María Lucía Díaz su sociedad para que, a través de ella, gestionara las subvenciones a las que podía optar para la construcción de una piscina climatizada. Le permitió además que accediera, manejara y dispusiera de las cuentas bancarias, cheques, documentos y sellos de la entidad mercantil de la que era administradora... Y a cambio de ello, María Lucía falsificó varios de sus cheques, intentó estafarla más de 100.000 euros e incluso llegó a denunciarla por impago y a hacer que se le embargaran por esta causa, y de forma preventiva, sus bienes.

Fue precisamente esta denuncia lo que hizo que ella, por su parte, interpusiera una denuncia contra María Lucía por falsedad, que fue la que dio origen al proceso por el que ahora esta ha resultado condenada.

Por estos hechos, ocurridos hace ya más de cinco años, María Lucía Díaz, de 60 años, se ha visto ante la justicia y condenada con pena de prisión. La Audiencia Provincial, donde ha sido juzgada recientemente, la ha declarado autora responsable de un delito continuado de falsedad, con la circunstancia agravante de "obrar con abuso de confianza", en concurso con un delito de estafa en grado de tentativa, y la ha impuesto una condena de 2 años, 5 meses y 15 días de prisión. Y junto a estos casi 30 meses de pena privativa de libertad se le impone también el pago de una multa de casi 3.350 euros (multa de 11 meses con una cuota diaria de 10 euros).

El abogado de la acusación particular, ejercida por su víctima, solicitaba también una indemnización por daños morales, lo que la Sala "no comparte debido a la circunstancia del caso y a que del ilícito cometido por María Lucía no se deducen los daños pretendidos".