Una de las novedades es que la previsión de ingresos de impuestos se reduce en 1,6 millones de euros con respecto a la que había en 2017. Esta reducción es principalmente consecuencia de la bajada del IBI urbano un 4% y de un recorte de un tercio en la proyección de recursos procedentes del impuesto de Plusvalía. El IBI sigue siendo el principal recurso que tiene el ayuntamiento (23,5 millones), diez más que el segundo, el fondo complementario que aporta el Estado (13,9).