La existencia de diferentes estilos de aprendizaje, alejados de las formas tradicionales y cercanos a expresiones artísticas tales como la música, el teatro o el dibujo, y la ayuda de las nuevas tecnologías de la información y comunicación para llevarlo a cabo ha sido una de las conclusiones principales del III Congreso Mundial de Estilos de Aprendizaje, que se ha celebrado en Cáceres del 7 al 9 de julio.Por este congreso han pasado 414 profesores presenciales de 80 países, y se han realizado 25 sesiones simultáneas en las que se han presentado 127 comunicaciones.Carlos Ongallo, presidente de este congreso, ha resaltado que a lo largo de estos tres días se ha trabajado para mejorar la forma de relación del individuo con el mundo, su calidad de vida y optimizar su aprendizaje.Otra de las conclusiones generales, apuntadas por Ongallo, es que el sistema educativo "está tomando conciencia de la necesidad de tener en cuenta cómo aprende el alumnado en los diferentes niveles educativos", potenciando que cada estudiante desarrolle sus propias capacidades. Para ello, el profesor realizará un itinerario para cada tipo de alumno, puesto que las capacidades de la persona varían.En relación a las variedades de capacidades, Ongallo ha denotado la diferencia entre individuos activos, teóricos, reflexivos y pragmáticos, y ha explicado que una persona con un estilo de aprendizaje reflexivo tendrá más facilidades para opositar, así como un individuo pragmático encontrará más sencillo enfrentarse al mundo empresarial.El presidente del congreso ha recordado la importancia que tiene para la Comunidad Autónoma de Extremadura ser la organizadora de un evento de estas características, en el que cientos de profesionales de todo el mundo se dan cita para debatir sobre este tema.El congreso, que ha tenido una alta participación, se celebra cada dos años, alternando América con Europa. En la anterior ocasión se encargó Concepción, en Chile, de la organización, y la próxima edición se llevará a cabo en una ciudad del distrito de México, Texcoco, que ha dado la casualidad de ser ciudad hermanada con Cáceres.