Menos de dos horas bastaron para que las 5.000 roscas que la cofradía de los Santos Mártires había preparado para la fiesta que tradicionalmente se celebra en el Paseo Alto se agotaran. Cientos de cacereños acudieron ayer de forma masiva a la ermita donde se desarrolla la festividad de los Santos Mártires, en honor a san Fabián y san Sebastián, y que ha vuelto a recuperar el esplendor de antaño gracias al esfuerzo cofrade y al empeño del ayuntamiento por revitalizar las tradiciones cacereñas.

Fue precisamente ese empeño el que volvió a ponerse de manifiesto a tenor de la presencia masiva de concejales en el paseo Alto. El alcalde, José María Saponi --acompañado de su mujer-- y el concejal de Festejos, Teodoro Casado, no faltaron a una cita en la que también pudo verse a los concejales del PP Santos Parra, Teodoro Casado, José Diego --uno de los candidatos a ser subdelegado del Gobierno--, Javier Castellano, Lázaro García, Juan del Pozo y Basilia Pizarro. También acudieron la candidata del PSOE a la alcaldía, Carmen Heras, y su compañero de filas Carlos Jurado.

Pero la fiesta no es, ni mucho menos, un acto político, es un encuentro masivo en el que se unen los cacereños, primero en la misa --oficiada por Antonio de la Huerta--, y despues en torno a los festejos organizados: la actuación del grupo municipal de Canto y Danza y la mesa de ofrendas, venta de roscas, vinos, tapas y productos de la tierra que con tanto mimo prepara la mayordoma Juanita Franco y su equipo de colaboradores.

LA HISTORIA

La fiesta de los Santos Mártires responde a una tradición inmemorial, según relataba ayer el notario del Obispado y anterior párroco de San Blas, José Reveriego. En 1852 se derribó la antigua ermita que existía cerca de las escuelas del Perejil y en 1856 se levantó una nueva en el Paseo Alto. En su interior existía una imagen de san Sebastián que se trajo expresamente de Santo Domingo y que acabó desapareciendo. La comisión actual logró recuperar la tradición en la década de los años 80.