En el año 2012, Nadarev Saño , jefe de la delegación filipina en el foro sobre el cambio climático de la ONU, después del tifón Bopha que arrasó Mindanao , intervino diciendo: "Mientras estamos aquí sentados negociando, mientras vacilamos, la lista de muertos sigue creciendo...", y continuaba, "...hagamos que 2012 sea recordado como el año en el que encontramos el coraje para tomar responsabilidad sobre el mundo que queremos. Pregunto a todos los que estamos aquí: Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?; si no es ahora, ¿cuándo?; si no es aquí, ¿dónde?"

5.800 muertos, más de 1.700 desaparecidos y 5 millones de personas sin hogar después, únicamente provocados por el tifón Haiyan (o Yolanda ) en Filipinas , se reúne la 19 Cumbre del clima de Naciones Unidas en Varsovia (2013) en el que su secretaria general, Christiana Figueres , interviene en su sesión inaugural: "Nos reunimos con el peso de dos realidades sombrías, somos los primeros humanos que respiramos 400 ppm de CO2 en cada inspiración,-, lo segundo es el devastador impacto del tifón Haiyan ..."

Si bien esta intervención daba esperanza de buenos resultados al reconocer que el tifón fue a consecuencia del cambio climático, esta cumbre acaba con el objetivo de un nuevo acuerdo en 2015.

Es cierto que el protocolo de Kioto solo lo firmaron países responsables del 16% del total de las emisiones, pero sus efectos requieren algo más que "acordar que acordarán" dentro de dos años.

Anteponer los intereses económicos a todo es peligroso, estamos jugando con la calidad de vida de las futuras generaciones. Esto suena al poema de Niemoller : "Ellos vinieron" que señala como la indiferencia sobre los que te rodean puede tornarse en una situación extrema: "...cuando vinieron a buscarme, no había nadie que pudiera protestar".