Eres sólo para mí". Es una frase que se asocia a una situación de violencia de género. Sin embargo, también se trata de una amenaza que sufren muchos niños y niñas proveniente de sus propios amigos. "Quizás son sus mejores amigos pero de repente comienza ese comportamiento posesivo que les empuja a amenazar con perder su amistad en caso de que no se les responda a las llamadas y mensajes o si se van con otro grupo de amigos", explica Guadalupe Andrada, presidenta de la Fundación INPA-Framaguad, quienes han implantado un plan de actuación contra el acoso escolar en Cáceres y la región.

Y es que sólo en la provincia, la oenegé trata unos 70 casos de acoso escolar por año académico desde el pasado 2013, cuando comenzaron su lucha contra éste y cualquier tipo de violencia. "Esto está pasando, no queremos magnificarlo pero se trata de una realidad que ocurre en nuestros colegios, a nuestros vecinos". Desde insultos, exclusiones, amenazas, daños físicos y hasta tratos vejatorios en las redes sociales. Unos 2 de cada 10 estudiantes cacereños, tal y como indica, se ven afectados por estas situaciones que les ocasionan malestar, tristeza, depresiones e incluso, en extremos, les pueden llevar a provocarse daños físicos o al suicidio.

Según explica la presidenta, este tipo de comportamientos suele empezar en una edad temprana, entre los 8 y 13 años, y va tomando mayor repercusión en el género femenino. Entre los 8 y 9 años, los niños empiezan a desarrollar la empatía y sus conductas sociales y el mejor contexto para ello es el propio centro escolar donde conviven en un entorno de iguales, detalla Andrada. Por este motivo, es importante que la atmósfera sea la más adecuada y que se evite cualquier tipo de agresión en las aulas.

PREVENCION Y ATAQUEPara ello, desde 2013 la fundación desarrolla un taller preventivo del acoso y toda forma de violencia, incluida la de género, en la provincia bajo el nombre Taller de la Felicidad . Hasta el pasado curso, han trabajado con más de 1.300 niños. Con el inicio del curso, a mediados de septiembre, la fundación vuelve de nuevo con la campaña para llegar a entre 15 y 18 grupos de distintas edades en colegios de la provincia. Pero además, la fundación presta su servicio ante cualquier caso en el que se presente un abuso escolar. "Lo más importante es que ningún niño sufra", apunta Andrada. Así, asegura que a pesar de que lo recomendable es que pase un periodo de entre 2 y 3 semanas desde el inicio del curso para ver la adaptación de cada niño, en el momento en que cualquier padre sospeche de que su hijo sufre algún tipo de acoso, se ponga en contacto directo con la asociación. "A veces, los centros educativos no saben bien cómo actuar, por ello lo primero que aconsejamos es que nos llamen, al 673 83 53 56 o 927 24 40 19, para iniciar un protocolo de intervención directa", explica.

La respuesta será inmediata y la fundación llevará a cabo una serie de acciones para trabajar tanto con la víctima como con el resto de la clase y evitar este comportamientos. Además, señala que si la sospecha es de que el niño esté acosando a otros, acudan igualmente a ellos para ayudar al pequeño. En ese caso, las señales más destacadas son: desobediencia, enfrentamientos con los padres o falta de tolerancia ante la frustración.

Sin embargo, en la mayoría de ocasiones es difícil de detectar porque los propios acosados no lo hacen público en el ámbito familiar. A veces ni si quiera el niño que lo sufre es consciente de ello. Podrían incluso confundirse y camuflarse entre comportamientos normales pero, tal y como asevera Andrada, "estos comportamientos tan duros, no son cosas de niños. Hay que detectarlos y tratarlos a tiempo, tanto por el bien del acosado como por el del acosador, que también es un niño que necesita ayuda".

CONSECUENCIAS Acosado y acosador acaban siendo víctimas del bullying. En ambos casos, y si el problema no es tratado, los niños podrían sufrir consecuencias en mayor o menor medida. En el caso del acosado, la baja autoestima, depresión, temor a las relaciones sociales y la timidez pueden cambiar la vida del niño. Por su parte, el agresor podría verse envuelto en "la delincuencia o el consumo de drogas". "Entre el 70 y el 80% de los agresores acaban abandonando los estudios", informa INPA.

Pero, ¿dónde nace este comportamiento? Según detalla la presidenta de la fundación, "principalmente los niños realizan éste y otros tipos de comportamientos por imitación". Uno de los mayores problemas de la sociedad tecnológica es la capacidad para acceder a cualquier tipo de información. Hay chicos y chicas que con 9 años ya disponen de teléfonos móviles con los cuales encuentran contenidos inadecuados para ellos. Estos podrían insensibilizarles al dolor y la barbarie, pudiendo ocasionar la imitación de estas acciones, aunque más suaves, en su entorno; el colegio. "Es peligroso que los pequeños vean el dolor de los demás como algo normal, que no les afecte", señala Andrada a lo que añade que "son pequeños y por ello no son capaces de juzgar".

La fundación ha estimado que al año los pequeños cuentan con unas 1060 horas de formación reglada (dentro del centro escolar) y otras 1150 horas donde los pequeños reciben una formación que, tal y como la oenegé describe, se realiza en un entorno virtual. Por este motivo, destacan que es necesario "evitar los periodos en soledad que pasan los pequeños". "A veces es inevitable, por situaciones laborales u otros motivos que empujan a los padres a tener que ausentarse del domicilio pero debemos actuar hasta donde nos sea posible".