Unas dos mil personas sobreviven en la ciudad en situación de pobreza severa , es decir, disponen de menos de 160 euros al mes para mantenerse, o lo que es lo mismo, menos de 5,3 euros al día. Esta precariedad afecta a unas 700 familias y se agudiza en personas jóvenes y en el colectivo femenino, sobre todo por la ruptura de los vínculos familiares. De hecho, las mujeres suponen un tercio del total y el 87% tiene algún hijo. La media de edad es de 38 años, similar al promedio nacional.

Así se recoge en un informe del Instituto Municipal de Asuntos Sociales (IMAS), basado en datos de anteriores estudios y de análisis actuales, y elaborado con el fin de mejorar la atención a las personas con fuertes carencias. De hecho, fruto de esta radiografía social se ha determinado la necesidad de poner en marcha dos recursos. Primero, un protocolo de coordinación que organice la forma de actuar de todas las entidades, a través del Consejo Sectorial de Personas sin Hogar. Segundo, un centro de emergencia propuesto por Cáritas que ofrezca una primera atención a estas personas, sobre todo a los indigentes, y determine la forma de encauzar su situación (alojamiento, tratamientos sanitarios, formación...).

"Ya estamos buscando una parcela para cederla y poder construir este centro, muy necesario si queremos trabajar de forma adecuada y que estas personas se desarrollen como seres humanos", explica la concejala del área, Marcelina Elviro. También se suscribirá un convenio con la Junta para reforzar la asistencia del Banco de Alimentos.

Las circunstancias de este colectivo son acuciantes. Hay un sector numeroso (inmigrantes, personas de etnia gitana...) que tiene mucha movilidad dependiendo de eventos y campañas agrícolas. Más de la mitad son de la región y los extranjeros suponen un tercio (proceden de quince países, casi todos europeos).

Las situaciones más graves (indigentes o en riesgo de serlo) rondan los 50-60 casos. Un 36% de ellos están afectados en diversos grados por enfermedades mentales, con tratamientos complicados, y un 50% tiene problemas judiciales. Según el informe, el 30% abusa del alcohol y otras drogas, y requiere tratamientos personalizados. Otro 30% estuvo alejado del hogar en la infancia. Las causas de su situación son fundamentalmente tres: personales (baja autoestima, debilidad psicológica...), familiares (rupturas) y sociales (crisis, desempleo...). Sólo un 8% está casado, aunque más de la mitad tienen hijos si bien sus relaciones no funcionan bien. Curiosamente, en la capital cacereña son más las mujeres en situaciones de desarraigo.

Estas personas no trabajan, de hecho, según el informe, "están excluidas del mercado laboral porque se encuentran enfermas (27%), son mayores (4%) o simplemente porque no consiguen ningún empleo". Siempre fueron un sector laboral "muy débil , es decir, trabajaron hace tiempo y por poco tiempo, aunque la mayoría estaban muy satisfechos cuando lo hicieron. "La soledad, y sobre todo la soledad extrema, puede ser el mayor de sus problemas y la peor de sus pobrezas", afirma el estudio.

Al menos la mitad de las personas objeto de este análisis "se sienten muy solas, aisladas y abandonadas". Sólo un tercio puede acudir a amistades y familiares, y el resto no tiene a nadie o recurre a ONG´s, a la Iglesia y a los recursos institucionales. Dos son sus necesidades más apremiantes: vivienda y trabajo.