El próximo día 28 de abril, los españoles estamos llamados a las urnas para elegir a nuestros representantes en el Congreso y el Senado. La esencia del sistema democrático es ofrecernos esta oportunidad cada cuatro años para escoger a los que creemos que mejor representan nuestros intereses. El asunto se las trae, pero en el fondo del todo esa es la cuestión.

Nadie puede decir que su voto no cuenta, todos tienen el mismo valor, de aquí la importancia de participar, lo que es un derecho se debe convertir también en un deber. En esto no hay discusión, todos los documentos de la Iglesia acentúan esta realidad, ¡hay que votar!

El problema viene después, cuando tienes que elegir la papeleta del partido al que quieres dar tu voto, ¿Qué nos dicen esos mismos documentos? Si buscamos nombres concretos de partidos, no los vamos a encontrar, porque aseguran «que ningún partido agota lo que significa ser católico hoy». ¿Decepción? Para algunos quizá sí, y dicen «deberían mojarse más», pero esta es la realidad.

Echando un vistazo a la historia, no hay mucho donde aprender, el primer partido de inspiración católica quizá sea el Zentrum, fundado en Alemania en 1871, nacido contra la política anticatólica del canciller Bismarck, tuvo su importancia en la política de coaliciones de la época, pero desaparece en 1933. Su inspiración la siguieron los partidos demócrata- cristianos, que en algunos países (Italia) han funcionado hasta hace poco.

En España, en las primeras elecciones democráticas, el fracaso de Joaquín Ruiz Jiménez y su Federación de la Democracia Cristiana, aunque logró algunos escaños en el Senado, fue la puntilla para Democracia Cristiana, que quedó, a partir de ese momento, como corriente de pensamiento dentro de la UCD. Las razones de este fracaso merecen un estudio y una reflexión por parte de todos los implicados.

O sea, que a lo más que llegamos es que cada uno según su conciencia decida cuál es la agrupación política que mejor se adecúa a sus convicciones como ciudadano que se considera religioso, y además católico. ¿Qué porcentaje de los que nos decimos creyentes tenemos en cuenta esa condición cuando depositamos nuestros sobres en las urnas?

Caritas (www.caritas.es) se ha atrevido a lanzar ocho propuestas muy concretas para construir una sociedad más justa, desde esta columna te invito a que las leas y decidas cual de las ofertas políticas se acerca más a la consecución de las mismas.

P.D. ¡Viva Notre Dame!