"Quiero poner un quiosco que yo pueda atender hoy con la ayuda de mis hijos y que mañana pueda quedarles a ellos". Angel Román habla con serenidad, aunque su voz denota la indignación que dice que siente ante una reivindicación que mantiene desde hace casi 15 años y que considera desatendida por parte del ayuntamiento. "Hay ocasiones en las que tengo la impresión de que se han reído de mí", sostiene.

Su lucha por un puesto de venta de prensa y golosinas se inició hace 14 años, cuando el mayor de sus cinco hijos tenía 12 años y los mellizos pequeños ni siquiera habían nacido. Hoy las edades de sus hijos oscilan entre los 26 y los 10 años. Pero nada ha cambiado respecto a su reivindicación desde entonces.

"Me he presentado a todas las convocatorias que se han convocado para la concesión de nuevos quioscos", afirma, aunque con poca suerte. "Unas veces me dicen que he presentado la solicitud fuera de plazo", otras simplemente no se lo conceden, a pesar de que él mismo considera que por su situación personal reúne todos los requisitos para optar a uno de estos establecimientos, que tradicionalmente se conceden a personas con una situación personal y familiar delicada. Angel Román es minusválido y está jubilado con una pensión de 600 euros. Su mujer, también minusválida y empleada en la ONCE, aporta con su sueldo los restantes 900 euros en los que se sustenta la economía familiar. Los dos hijos mayores, de 26 y 21 años no tienen trabajo y los pequeños están aún estudiando. "Con 1.500 euros al mes no llego para mantener a mis hijos", dice.

"He visto cómo se me han negado quioscos a mí que luego se concedían a otras personas y cómo otros se han vendido otros quioscos sin que se entere el ayuntamiento", afirma. Los quioscos están en suelo público, por lo que el consistorio debe gestionar su control. Además critica que no se ha vuelto a convocar ninguna nueva concesión desde hace al menos cinco años y que en la edición anterior, cuando se ofertaron seis establecimientos en la plaza de Finlandia, la glorieta de Europa, esquina de San Petersburgo- Jerusalén, avenida de París, la travesía Roma y paseo de Juan de Borbón. "Solicité dos y no me concedieron ninguno, sé que reunía todos los requisitos y me quejé, pero no cambió nada", insiste Angel Román.

Desde entonces su empeño ha sido poder instalar un quiosco en la avenida Ronda de San Francisco con Huerta del Conde, donde se encuentra actualmente la entrada principal al Hospital San Pedro de Alcántara. "Siempre me dicen que no es el momento, porque no hay abiertas solicitudes", se queja. En todo caso, aún se mantienen en pie las instalaciones que el pasado verano le permitieron habilitar, con un permiso por tres meses, un puesto de venta de polos. "Quiero construirlo en piedra para que pueda funcionar en invierno y en verano pero no me dan la licencia", afirma. Su idea ahora es poder constituirse como empresa para emplear además a alguno de sus hijos y ayudar de esa forma a sostener la economía familiar.

En los últimos tres meses al menos, su empeño le ha valido para conseguido hablar con varios concejales que se han comprometido a estudiar su caso y que de hecho le han citado para una nueva reunión una vez que concluya la Semana Santa.

¿Está esperanzado? "No me queda otra alternativa más que estarlo", responde. Cómo sino, se puede esperar durante 15 años a conseguir el establecimiento que demanda.