La rápida actuación realizada por el concejal de Educación, Francisco Javier Castellano, dotando al colegio San Antonio de vigilancia policial en el trayecto que va de la parada del autobús, en Obispo Galarza, hasta la calle Margallo, donde está situado el centro escolar, ha levantado las críticas de centros escolares de la ciudad, que han recordado el abandono que sufren algunos desde hace años y la falta de soluciones por parte de la administración.

Las obras en la calle General Ezponda impiden al autobús que recoge a los niños del San Antonio dejarlos a las puertas del colegio. Los padres denunciaron la inseguridad que tenían los escolares, que debían realizar solos el trayecto, tal como adelantó este periódico la semana pasada. La rápida intervención del edil en este asunto, dotando la zona de policías, ha levantado en estos días un debate en torno a la seguridad de los centros escolares de la ciudad.

Uno de los más afectados es, sin duda, el colegio Prácticas, situado en una de las zonas más céntricas y con más tráfico de la capital cacereña, la avenida de la Montaña. Los padres denuncian la falta de policías en las entradas y salidas de los alumnos y amenazan con ponerse en huelga si el ayuntamiento y la Junta no atienden a sus peticiones.

LA CARGA Y DESCARGA

Uno de los padres comentaba que en septiembre, justo el día que comenzaban las clases, los policías pusieron multas a los coches que estaban aparcados en doble fila o en carga y descarga. "Todos éramos padres que íbamos a recoger a nuestros hijos. Mi coche estaba en zona de carga y descarga. Le dije al policía ¿es que los niños no son carga y descarga?", cuenta en tono irónico.

Pero la policía no es lo único que preocupa a la Ampa (Asociación de padres y madres de alumnos). A tal punto ha llegado su malestar que ha iniciado una campaña de recogida de firmas, que comenzó el pasado jueves. En sólo un día habían conseguido recoger más de 225 firmas. Para mañana está previsto un encuentro con la directora provincial de Educación, Emilia Guijarro.

Un escrito firmado por los padres denuncia la situación de esta forma tan gráfica: "Las paredes rezuman humedad, están tapizadas de moho y las grietas se ramifican por ellas. Los patios tienen los suelos levantados, rotos, llenos de socavones encharcados". Pero aún hay más: "La calefacción es insuficiente, cargada de años, es incapaz de calentar el viejo edificio. Los servicios, el comedor, el gimnasio, no reúnen las condiciones mínimas de salubridad y seguridad exigidas". Aseguran que desde que la Facultad de Formación del Profesorado se trasladó al campus universitario "el colegio agoniza, entre el olvido y la indiferencia".

El centro tiene 420 alumnos. En su día se realizó un informe técnico que evaluaba en 120 millones de pesetas el proyecto de rehabilitación. Hasta la fecha, dicho proyecto continúa metido en un cajón.