El Juzgado de lo Penal Número 2 absuelve a los seis docentes de Proa (una profesora y cinco cuidadores) acusados de desatender a un alumno. El estudiante, que tenía 19 años en el momento en que ocurrieron los hechos (en septiembre del 2014) y sufre una discapacidad intelectual severa, en algún momento desde que acudió al centro hasta que regresó a su casa a las 15.30 horas, sufrió una lesión que le provocó en una fractura de maléolo peroneo izquierdo.

En cambio el juzgado estima que durante las sesiones del juicio oral «no se ha practicado prueba suficiente que permita fundamentar, como hemos probados, que los acusados, personas encargadas de la guarda y cuidado del incapaz durante el tiempo en que ejercían sus respectivas tareas, se abstuvieran de realizar ninguna labor de inspección y supervisión del estado de salud ni de avisar a los servicios médicos oportunos para que le prestasen a este la pertinente asistencia médica produciendo en el mismo una situación de completo desamparo», dice el fallo.

Estaban acusadas la profesora que impartió ese día al alumno una de las clases, donde se cayó de la silla. Sin embargo no ha quedado acreditado que esa caída fuera la que le provocó la lesión en el tobillo izquierdo. También las dos cuidadoras que se encargaron de levantarle del suelo cuando se cayó, otros dos cuidadores que le cambiaron el pañal después de la hora de la comida y una última, que se encargó de llevar caminando al alumno desde el centro hasta el autobús que lo trasladaría a su casa. Fiscalía y acusación particular solicitaban una condena de dos años y medio de prisión.

En el juicio los seis declararon que no notaron nada extraño ni ningún gesto de dolor en el alumno que les hiciera pensar que había sufrido una lesión. La profesora indicó además que era común que se cayera de la silla porque solía deslizarse en ella hasta el suelo.

en el autobús / Solo la cuidadora que se encargó de llevarlo caminando hasta el autobús dijo que necesitó la ayuda de otros dos compañeros porque se negaba a levantarse de la silla de ruedas; pero tampoco notó gesto de dolor. Todos hicieron hincapié además en que se trata de un alumno que, debido a su discapacidad, nunca se le dejaba solo.

La madre del alumno declaró como testigo. Dijo que aquel día el autobús que hacía la ruta para trasladar a los niños hasta sus casas llegó 45 minutos tarde. Según ella fue porque tardaron en subir a su hijo porque no podía caminar. Declaró que, nada más verlo, observó «su cara de dolor» y que, cuando intentaron bajarlo, no movía la pierna izquierda. Al quitarle la zapatilla tenía el tobillo hinchado y morado. En el hospital le diagnosticaron la lesión, pero no se ha acreditado que se la produjera en el centro.