Virtudes Moreno Molano nació un 13 de octubre de 1905 en Hinojal, localidad de la provincia de Cáceres. Sus padres, José y Francisca, tuvieron cinco hijos, de los que esta mujer hoy centenaria era la mayor.

La vida de esta mujer no fue "nada fácil", según relata su hija, Virtudes Benito Moreno, quien desea contar la historia de su progenitora para que "ella pueda leer su propia historia, ya que no todos podemos llegar con esa vitalidad a los cien años".

Virtudes Benito cuenta que su madre disfrutó poco de su infancia y de su juventud, pues cuando tan sólo contaba con 16 años quedó huérfana de padre y madre y tuvo entonces que asumir la responsabilidad de sacar adelante a sus cuatro hermanos, la menor de ellos de sólo tres años.

Piedras en el camino

La familia de Virtudes Moreno se dedicaba a la ganadería, ofició que continuó ella con "gran valor y espíritu de superación", haciendo frente a todas las piedras que le fue poniendo la vida en su camino. Así, sin apenas darse cuenta pasó de niña a mujer.

Tras largos años de lucha, según relata su hija, Virtudes Moreno conoció a Sérbulo benito Tomás, con el que contrajo matrimonio el 10 de septiembre de 1932. En esos difíciles años, la pareja decidió echar raíces en Monroy, donde han vivido desde entonces. Con Sérbulo tuvo tres hijos: José, Jerónimo y Virtudes.

Una mujer inteligente

En 1992, Virtudes Moreno enviudó, pero a pesar de ello supo salir adelante y estuvo viviendo sola hasta 1995.

Según su hija, Virtudes Moreno ha sido y es "una mujer muy inteligente, con sus costumbre y sus manías, como todos los seres humanos", pero como hizo una vez con sus hermanos, esta abuela centenaria luchó siempre porque sus hijos tuvieran una vida digna. Ha trabajado por y para ellos hasta que su cuerpo se lo ha permitido y "todo esto a cambio de nada".

Esta luchadora sufrió hace apenas un par de años uno de los golpes más duros que puede dar la vida: perder a un hijo. El mayor de sus descendientes falleció en el 2003, pero a pesar de ese sufrimiento, sigue siendo "una mujer fuerte". A sus cien años, la abuela de Monroy camina sola, aunque apoyada en dos bastones, y sigue teniendo la suficiente vitalidad "para saber lo que quiere", aseguran los que la conocen.

Aunque la vida de Virtudes Moreno Molano no ha sido fácil, puede presumir de haber contado siempre con el apoyo de los suyos: sus hijos, sus nueve nietos y sus biznietos, que la "adoran" y que siempre recordarán "lo valiente y fuerte" que fue la matriarca de esta familia.