El trágico accidente mortal de autobús ocurrido hace ya casi siete años en la carretera que une Trujillo con Cáceres vuelve hoy a hacerse actualidad.

La causa, el juicio que por aquel siniestro, en el que perdieron la vida dos personas y otras 46 resultaron heridas, se inicia esta mañana en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Trujillo. Debido a él muchos se verán obligados a rememorar aquellos angustiosos momentos y dantescas imágenes que el 18 de mayo del 2003 vivieron los viajeros que se desplazaban de Cáceres a Madrid en la línea regular de Auto-Res cuando su autobús chocó con un turismo que circulaba en sentido contrario e invadió su carril.

Será un juicio de faltas, pues como ya informó este diario en octubre pasado, tras un largo proceso de instrucción judicial, de investigaciones, de informes médicos, periciales, técnicos..., la Fiscalía resolvió que en este suceso no existió delito, sino solo una falta por imprudencia, aunque eso sí, con resultado de muerte.

Lo resolvió así tras concluir que por parte de ninguno de los vehículos implicados hubo exceso de velocidad, ni conducción temeraria, ni alcohólica..., sino que todo se debió a un despiste de la conductora del turismo, una joven de Trujillo que contaba 26 años en el momento de los hechos --su novio, de 32 años y también de Trujillo, fue uno de los fallecidos en el accidente, en el que también perdió la vida una chica de 18 años y natural de Badajoz que viajaba en el autobús--.

Ante la resolución de la Fiscalía, en la causa que hoy llega a juicio, y que se prolongará varios días con la intervención de hasta una veintena de abogados, se imputarán dos faltas por imprudencia con resultado de muerte --por las dos personas que perdieron la vida-- y hasta 46 faltas por imprudencia --cifra de heridos en el accidente-- con resultado de lesiones, faltas todas ellas que se castigan con multa. Se trata, en concreto, de falta contra las personas del artículo 621 del Código Penal, que se castiga con multa de entre 10 días y dos meses dependiendo de la gravedad, y, en algunos casos, con la privación del derecho a conducir de tres meses a un año.