Los polígonos son recintos extremadamente vulnerables para la acción de los saqueadores: son áreas despobladas y los descampados que los rodean son un escondite ideal para darse a la fuga. En 2007, los salteadores no dieron tregua, ni al polígono de las Capellanías, en el que se conocieron al menos media docena de atracos, y al de la N-630, en el que se registraron otros tantos. También la Policía Nacional contraatacó con un golpe importante. Detuvo en abril a cuatro hombres considerados especialistas en este tipo de asaltos y a los que se les implicó en una veintena de robos en los polígonos.