La próxima semana se cumplen cuatro años de la restricción del tráfico en la parte antigua (3 de febrero del 2003), que evitó que más de mil coches entrasen a diario en este recinto milenario. Pero poco a poco se ha ido flexibilizando. Los vecinos vienen denunciando el acceso masivo de vehículos, el continuo aparcamiento en espacios emblemáticos y la falta de actuación municipal. Sin embargo hay novedades. Ayuntamiento y residentes se acaban de reunir para adoptar acuerdos que pongan freno a los excesos: se llevará a cabo una revisión y restricción de las tarjetas de entrada, se crearán otras tarjetas para aparcar en el interior, se delimitarán claramente los estacionamientos, y además se ponen en marcha los últimos trámites para restringir también el eje Caleros-Tenerías (solamente podrán entrar vecinos, emergencias, y carga y descarga).

"Hemos pecado de flexibilidad a la hora de permitir el acceso: pasan personas que alegan problemas, otras vinculadas con las instituciones... Al final no puede ser, hay zonas llenas de coches aparcados. Nuestro máximo interés consiste en velar por el patrimonio, evitar su degradación, pero tampoco se trata de restringir por restringir, no dejarlo vacío, sino darle vida al mismo tiempo mediante otras iniciativas", explicó Santos Parra, concejal de Tráfico y Seguridad, tras la reunión con la directiva vecinal.

La realidad es que en cuatro años se ha pasado de unas 250 licencias a unas 600. "Vamos a estudiarlas y anularemos las que no se ajusten a los criterios", subrayó. Aunque el ayuntamiento ha anunciado el mismo propósito en anteriores ocasiones, el edil asegura que la medida se aplicará en próximas semanas.

Pero además, los vecinos contarán con una segunda tarjeta que permitirá el aparcamiento en el interior, de modo que la policía podrá saber de un vistazo si los coches estacionados en el recinto intramuros tienen permiso o no para estar allí. La medida, propuesta por los propios residentes, se completará con la delimitación exacta de los estacionamientos a través de tacos de hierro. "Hemos aprovechado recovecos aquí y allá de dos o cuatro plazas, porque lógicamente no se puede dejar el coche en grandes espacios como Santa María o San Mateo. Se incorporarán algunos huecos más de la zona de Tenerías y Caleros", recuerda el concejal.

Más control policialEn cualquier caso, las plazas apenas superan el medio centenar. "Los vecinos lo saben y lo entienden. El que encuentre un espacio lo ocupará, y el resto deberá dar la vuelta", explica el edil. La policía local también tendrá una vigilancia especial sobre los accesos y los aparcamientos para verificar la aplicación de las medidas.

Además el concejal quiere acometer en breve la restricción de Caleros y Tenerías, donde todo está listo (obras de acondicionamiento, bolardo de acceso ya instalado...). "La directiva vecinal nos facilitará el listado de las matrículas de los habitantes de esta zona, y a partir de ahí podremos emitir las tarjetas. Nos gustaría ultimarlo en el plazo de un mes", dijo Parra, que también pretende limitar el paso de vehículos de carga. "Destrozan los balcones, por eso solo deben pasar furgonetas pequeñas".

Los vecinos, hartos

Por su parte, los residentes aseguran estar "muy cansados" de que la situación sea "peor que hace cuatro años", por eso esperan "que esta vez el ayuntamiento cumpla con sus obligaciones" y se ponga coto "a los coches subidos a las aceras o aparcados donde les place". Además, el presidente vecinal, Luis García, insiste en que no quieren que ser considerados como un barrio privilegiado: "Al contrario, sufrimos el cierre a diario y la falta de aparcamientos, pero todos deberíamos ser conscientes de la necesidad de proteger el patrimonio, y de que no podemos hacer lo que mejor nos parezca", explica.