La primera de las medidas que aparece en el acuerdo firmado ayer es alcanzar un compromiso para obtener una recaudación similar al 2016 en el IBI. Esto conllevaría recuperar casi dos millones de euros de recaudación de este tributo, que fue lo que se dejó de ingresar de este impuesto por las bajas en el tipo impositivo aprobadas en 2017 y 2018. Según la sección Tributaria del ayuntamiento, la rebaja de 2017 recortó los ingresos en 1.076.357 euros, mientras que la de 2018 los bajó en 711.191 euros. Salaya evitó ayer hablar de subidas en este impuesto, que no podrían entrar en vigor hasta 2021, pero añadió que «no se cierra la puerta a ninguna opción, el ayuntamiento tiene una situación crítica en torno a la recaudación que debe solucionarse a largo plazo con unos ingresos razonables».

La previsión del alcalde es que el presupuesto de 2020, en el que no se incluirá ningún cambio en política fiscal, se pueda aprobar en la segunda semana de febrero. Con las últimas modificaciones que se han introducido en las cuentas, el montante final del presupuesto de 2020 rondará los 69 millones, «aumentará un poco -respecto a la cantidad del borrador que era de 68,3 millones-, pero no llegará a los 69 millones», apuntó ayer la concejala de Economía, María Ángeles Costa. Ese incremento se sufragará con un aumento en la participación en los ingresos que el Estado cede al ayuntamiento de impuestos estatales.