Pavón estará comprobando que hacerse eco de rumores y comentarios no tiene tanta trascendencia cuando uno es un simple ciudadano, pero cuando se trata de una persona pública las consecuencias son otras. Los rumores acerca de la influencia de determinados promotores para conseguir que la ciudad se extienda precisamente por los terrenos de su propiedad no son de ahora. Uno los lleva oyendo más de treinta años. Pero una cosa es comentarlos en la barra de un bar y otra hacerlos públicos en foro oficial.

Sus acusaciones son en primer lugar extemporáneas pues en realidad está avisando a los posibles implicados permitiéndoles que borren todas las huellas si es que las hubiere. Y, en segundo lugar, hasta el momento son gratuitas puesto que no ha presentado una sola prueba, de manera que se puede enfrentar a un grave problema si las partes que se consideran infamadas continúan con el proceso judicial. Porque en dicha sede no bastan sospechas, suposiciones, deducciones más o menos razonables, sino que son necesarias pruebas y si la gente es tan lista como para hacer negocios con influencias cabe pensar que lo serán también para hacerlos de manera que difícilmente sean descubiertos.