Por cuatro delitos de agresión sexual --tres consumados y uno en grado de tentativa--, cometidos en el 2001 en Moraleja, Coria y Montehermoso, fue juzgado ayer en la Audiencia Provincial P. G. P., un joven de nacionalidad portuguesa que residía en Plasencia cuando sucedieron los hechos. De éstos se declaró culpable el procesado, que reconoció en el juicio ser el autor de tres de las agresiones, aunque negó que para cometerlas utilizara una navaja.

Así lo manifestó a EL PERIODICO su abogado defensor, Arias Vergel, al concluir la vista oral, ya que ésta se celebró a puerta cerrada. Fue una petición de la fiscal del caso, basada en el derecho de las víctimas a la protección de su identidad y a la edad de éstas --una cuenta tan sólo 17 años--. La defensa apoyó esta petición, que la Sala atendió.

Una vez concluido el juicio, que se prolongó durante casi tres horas, en las que declararon las cuatro víctimas --una de ellas desde la sala de testigos protegidos--, agentes de la Guardia Civil, peritos y psicólogos, el letrado de la defensa indicó a este diario haber solicitado para su defendido la pena mínima. "El ha reconocido que cometió las agresiones, pero no la utilización de arma alguna para hacerlo, por lo que he solicitado un año de prisión por cada una de ellas".

LARGO PROCESO La defensa también ha solicitado para el acusado el ingreso en un centro adecuado para recibir tratamiento psicológico, ya que al parecer sufre trastornos depresivos y de la sexualidad. Así lo pusieron de manifiesto, según indicó su abogado, los psicólogos, incluido el de la prisión, donde se encuentra internado desde que fue detenido, en agosto del 2001.

Este hecho, que se encuentre en prisión preventiva desde hace tres años, lo justificó su abogado, precisamente, en los trastornos psíquicos que padece el procesado, además de en la gran alarma social que causaron las agresiones de las que ayer fue juzgado y a las numerosas diligencias que ha sido necesario realizar durante el proceso. Hay que recordar que en un principio, y hasta la realización y resultado de las pruebas de ADN, se consideró culpable a otro.

Por su parte, la fiscal del caso estimó probado que P. G. P. agredió a tres chicas e intentó agredir a una cuarta entre abril y agosto del 2001, así como que en todos los casos utilizó una navaja para intimidarlas. Por ello, pidió para él una pena total de 26 años y ocho meses de prisión.

Solicitó, en concreto, 12 años por un delito de agresión sexual con agravante, "pues llegó a pinchar a su víctima con la navaja"; 10 años por una agresión sexual con acceso carnal; 4 por una agresión sexual sin acceso; y ocho meses por una agresión sexual en grado de tentativa.