Un acusado de violar en dos ocasiones a su mujer y maltratarla de manera habitual niega los hechos durante la celebración de la audiencia pública, que duró algo más de tres horas. El Ministerio Fiscal solicita para él una pena de cárcel de 38 años y tres meses de prisión por allanamiento de morada, quebrantamiento de condena --ya tenía orden de alejamiento de su pareja por una agresión anterior--, dos delitos de agresión sexual, exhibicionismo --contra Débora, la hija de su pareja--, amenazas graves continuadas, amenazas graves no condicionales, violencia psíquica habitual y falta de vejaciones.

El acusado lo negó todo: "No lo sé, no es cierto. Estoy en contra de todo eso". Así respondió a todas las preguntas, custodiado por dos policías porque está en prisión. Sí admitió que quebrantó la orden de alejamiento, que justificó "porque ella me llamaba por teléfono. Me dijo que me escondiera". Dice que tampoco la violó y que los hematomas que presentaba --según asegura el fiscal-- fueron por juegos sexuales. Su abogado niega allanamiento de morada, exhibicionismo, vejaciones, coacciones o amenazas pero pide ocho años y medio de cárcel por quebrantamiento de condena, agresión sexual y violencia psíquica habitual. "Tienen un estatus social en el que están habituados a la violencia de género. No por eso la justifico", dijo el abogado.

LA VICTIMA La víctima y actual pareja del acusado, Araceli P. P., se negó a declarar ayer en el juicio al igual que su hija --no de él-- que lo hacía en calidad de testigo y sobre la que también tenía el acusado una orden de alejamiento dictada en una sentencia anterior por "maltrato en el ámbito familiar". La primera, nada más entrar en la sala, guiñó un ojo al acusado, le murmuró un "te quiero" y hasta en dos ocasiones tocó la mano de su supuesto agresor. Después fue necesario un receso para que el fiscal y el abogado de la defensa convencieran a su hija de que declarara. No paró de llorar en todo el proceso y necesitó ayuda psicológica. Finalmente no lo hizo.

Según se extrae de la calificación del fiscal el acusado entró en casa de la víctima, en Plasencia, "mediante un fuerte golpe" en la puerta y "en contra de la voluntad" de Araceli P. P. Permaneció allí diez días, hasta su detención. "Eugenio mantuvo una actitud de expresa agresividad y coactividad contra Araceli" y, según añade el fiscal, le arrebató el teléfono de teleasistencia y el suyo particular "con la intención e impedirle que llegara a hacer uso auxiliador de los mismos". Además "la obligó a que mantuviera relaciones sexuales y como consecuencia Araceli sufrió hematomas" en los muslos.

EL FISCAL También se recoge en la calificación que Araceli fue víctima de otra agresión sexual en 2009, que el acusado se masturbó frente a Débora y que Eugenio dirigía expresiones como "puta, zorra, bastarda" a Araceli. Todo ello y siempre según las consideraciones del fiscal, "ha provocado que la misma --Araceli-- llegue a presentar un cuadro conductal compatible con el perfil psicológico de las víctimas de violencia de género".

Sí declararon los dos policías locales que detuvieron a Eugenio R. G. en su domicilio familiar y los forenses que atendieron a la víctima tras la violación, quienes hicieron referencia a dos hematomas que presentaba en los muslos "totalmente compatibles con la fuerza empleada para intentar separar las piernas" y lograr el coito.

También testificaron la trabajadora social y la psicóloga que atendieron a Araceli P. P., quienes declararon que ella "intentó minimizar los hechos justificando al denunciado porque era el padre de sus hijos": "Es violencia de género larga y grave. Tenía una dependencia emocional patológica hasta el extremo de que no es consecuente con lo que está pasando".

Araceli y su hija Débora no declararon, sin embargo la jueza leyó las declaraciones que ellas hicieron ante su abogado. En las mismas se hace referencia a amenazas, insultos, golpes habituales y violaciones. Su hija afirmó entonces que "ha visto a Eugenio amenazar y golpear a su madre, que vio cómo la violó en 2009, que la insultaba llamándola puta, guarra y jura que se masturbó frente a su puerta". El juicio quedó visto para sentencia.