Un ciudadano realizó un viaje combinado al extranjero de una semana con su familia, a través de una agencia de Cáceres. Un buen día llegaron a uno de los hoteles concertados y les comunicaron que no había ninguna habitación libre. Aunque se trata de un inconveniente frecuente en épocas de afluencia turística, el problema fue que la agencia "se despreocupó de sus clientes, quienes en lugar de pasar un día de playa, se vieron sin comer, llamando a la agencia, al guía, cuidando de sus maletas..., hasta que ya de noche se trasladaron por su cuenta a otro hotel de inferior categoría", explican desde la asociación Acuex, que tramitó la denuncia.

La agencia de viajes se negó a someterse a ningún sistema de mediación y finalmente el consumidor se vio obligado a acudir al juzgado. El magistrado le dio la razón argumentando que la responsabilidad de la agencia no se agota con el ofrecimiento y la reserva del viaje, sino que también atañe al correcto cumplimiento de los servicios. El usuario recibió 430 euros.