Juan Carlos Rivera es el gerente, junto a su mujer Begoña Alonso, de la churrería y chocolatería que está situada en la avenida de Extremadura, a la que él mismo da nombre. Confiesa que desde los 15 años le ha interesado este negocio y hace doce que lo hizo realidad. El establecimiento tiene página web, mantiene activas las redes sociales y abre todos los días.

«En la churrería tenemos unos 100 clientes fijos», apunta. Considera que en Cáceres «existe la costumbre de desayunar fuera» y que los churros son una tradición «que no se perderá jamás». En el año 2015 decidieron prestar más importancia a las intolerancias y los alérgenos. Desde entonces, el establecimiento ofrece churros para celíacos entre dos y tres veces al año. «Hay que desinfectar el local, para ello se cierra, pero así todos pueden comer churros», añade. El próximo día ‘sin gluten’ tendrá lugar el 23 de febrero. También han optado por innovar y hacen churros cubiertos de chocolate que han tenido una «gran acogida».

A pesar de que en verano, por lo general, se desayune menos, esta churrería no cierra. «Agosto es uno de los mejores meses, acuden muchos turistas», finaliza.