Tras cuatro décadas de trabajo en el CNP, Patricio Hernández dedica su tiempo como jubilado a la familia. "Me dedico a la bolsa", bromea sobre la ayuda presta a su mujer en tareas domésticas. "Se lo debía", añade. La compra, las camas, la limpieza, nada se le resiste a este oficial que fue uno de los fundadores del Sindicato Unificado de Policía (SUP), cuando llegó a Cáceres, a mediados de los años 70. Procedía de Bilbao, donde recuerda el miedo de su familia en los años más duros de ETA. "Mi mujer me esperaba todos los días asomada a la ventana", reconoce.