La tienda Bordarte ya figura entre las más veteranas de la calle Roso de Luna. Pronto se cumplirá una década de su apertura y ha logrado mantenerse en los peores años de la crisis con su buen hacer: la personalización de artículos y complementos infantiles mediante bordados, una labor que además desempeña para otro tipo de clientela más generalizada y para pedidos de empresas.

"Seguimos abiertos, y eso ya es mucho, pero el negocio no progresa, nos mantenemos siempre igual, por ello nos sometimos al estudio de Diagnóstico Punto de Venta de la Cámara", explican Jorge Subrá y Lola Segador, propietarios. La técnico realizó un estudio completo de la tienda, "incluso contable, analizó absolutamente todo. Nos ayudó a confirmar unas conclusiones que ya barajábamos y aclaró nuestras ideas", afirman.

El establecimiento tiene dos caminos si quiere avanzar en la actual coyuntura y con los recursos disponibles: o sube los precios, o reduce los gastos. Ahora Jorge y Loli tendrán que meditar si dan un paso adelante, y en su caso qué alternativa tomar. La decisión no es fácil, pero al menos las cartas están claras.